a escuela de cocina, la primera en el país dedicada a la formación de cocineros integrales con énfasis en el rescate y refinamiento de la cocina venezolana, cumple 25 años en noviembre. El festejo, para el cual aún no hay fecha definitiva, incluye además de una cena, conversatorios con expertos en el tema, en el que no faltarán los cocineros que ha formado.
La fundación del Centro de Estudios Gastronómicos fue la materialización de la idea del profesor José Rafael Lovera, nacida del interés por preservar el patrimonio culinario del país, a través de su sistematización y la creación de las bases que llevaran a la cocina pública tan valioso acervo cultural.
Lo dice Solange Sarmiento Lepage, una de sus egresadas, quien fue instructora de pastelería de la escuela. “De aquí me fui al Il Grillo, como sous chef; de allí a España, donde trabajé con Alberto Chicote, en Nodo, antes de volver al país a formalizar Catara, empresa de catering de la que soy responsable”, dice la cocinera, que desde el pasado 3 de junio ejerce el cargo de instructora en la escuela de cocina. “Estoy encantada de haber vuelto y de hacerme cargo de la brigada que está por salir a hacer pasantías, antes de volver a culminar sus estudios”, asegura Sarmiento, que destaca la labor de Lovera, a quien califica como su mentor.
La sede de la escuela funciona, desde 1998, en una casa que ha ganado fama por la decoración y el ambiente de su sala de degustación, localizada entre la avenida Este y la plaza Morelos. Allí se hicieron cientos de pruebas para elaborar los platos que se ofrecen a la hora del almuerzo, en la sala de degustación de la institución, miércoles, jueves y viernes. “Nuestros comensales han probado aquí la sopa cumbe, el pabellón, el bienmesabe, la polvorosa de pollo y otros platos emblemáticos de la cocina venezolana, que siempre se acompañan con abrebocas y granjerías tradicionales: desde tequeños, empanaditas y arepitas rellenas, hasta papitas de leche, almidoncitos, alfajores, galletas y tortas, todo en pequeño formato y elaborado por los estudiantes”, destaca Sarmiento, que también hace referencia a los talleres de cocina –de técnica y temáticos–, así como los servicios de consultoría que se ofrecen, en la biblioteca de la institución, la más completa del país dedicada a temas gastronómicos, que funciona previa cita.
La escuela despidió el curso, por vacaciones, con un menú que incluyó crema de pimentón, chuleticas de cerdo con torticas de vegetales y helado de chocolate al tomillo, plato elaborado con la dirección de Junior Alcalá, instructor de pastelería. “Aprendí mucho de Adrián Yánez, Donato Gaudeano y Claudia Civolani, mis instructores que, como yo, también estudiaron en el Cega”.
Fuente:El Nacional