Mujeres, niñas y adolescentes son usadas como mercancía en el arco minero del Orinoco, en el estado Bolívar. La zona minera es un caldo de cultivo para la explotación sexual y laboral, la trata de personas y la servidumbre. Así lo alertó el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH-UCAB) en su informe «Formas contemporáneas de esclavitud moderna en el estado Bolívar, una perspectiva género sensitiva».
La investigación evidenció que el extractivismo logró desplazar al sector industrial y dentro de esta realidad florecen
prácticas criminales de diferente índole que han causado la depauperación de las condiciones de vida de los habitantes de la entidad.
El estudio del CDH-UCAB recordó que tras el establecimiento del Arco Minero del Orinoco, se desencadenaron dinámicas económicas en torno a las minas, en las que desde 2016 comenzó a hablarse de mujeres que viajaban a las zonas con fines de prostitución porque en sus ciudades de origen no conseguían sustento para mantenerse o mantener a sus familias.
Aunque se reconoció en el documento que esta es una práctica recurrente en las zonas de explotación minera, se enfatizó que es en este contexto donde se incrementan los casos de violencia sexual y física, en especial las redes de trata de personas, explotación sexual y prostitución forzada.
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