Una guerrillera del frente 48 de las FARC que servía de enlace con el cártel de las drogas de Sinaloa fue capturada por el Ejército colombiano en una zona rural del departamento del Putumayo, en el sur del país, informaron fuentes castrenses.
La capturada, de 27 años, fue identificada solo con el alias de «Johana» y era la responsable de organizar el envío de la droga hacia Centroamérica en coordinación con el cártel mexicano que dirige el capo Joaquín «El Chapo» Guzmán, según un comunicado del Ejército.
La operación militar se desarrolló en la aldea de Mayoyoque, área rural del municipio de Puerto Guzmán (Putumayo) por miembros del Ejército colombiano.
La guerrillera, de 27 años, fue capturada por el Ejército colombiano
La información agregó que «Johana» también era la encargada de recibir el pago por parte de los narcotraficantes de la organización criminal sinaloense de la cocaína que producían en el Putumayo.
Según el Ejército, la guerrillera formaba parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hacía 10 años y sobre ella pesaban cinco órdenes de captura por los delitos de utilización y métodos de guerra ilícitos, concierto para delinquir con fines terroristas, rebelión, secuestro y narcotráfico.
Los vínculos de las FARC con Hezbollah
Es un triángulo que comenzó a gestarse hacia 2008. Se trata del entramado de terrorismo, narcotráfico y territorialidad que fue pactado entre Hugo Chávez, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia(FARC) y el grupo terrorista islámico Hezbollah. Ese acuerdo recibió su impulso definitivo aquel año, cuando los regímenes de Venezuela y de Irán estrecharon sus lazos definitivamente. Eran tiempos del caudillo bolivariano y del presidente Mahmoud Ahmadinejad. El pacto, desde luego, fue continuado por Nicolás Maduro al pie de la letra.
Las FARC, el grupo insurgente más antiguo de América Latina, son catalogadas por la Unión Europea y los Estados Unidos como un grupo terrorista con una amplia actividad narco en la región. Su penetración comienza en México y se extiende hasta el sur, en la Argentina.
Los lazos que tejió a lo largo de las últimas décadas le proporcionaron los mejores contactos con los capos de los cárteles de la droga más sangrientos. Entre ellos, figura el de Sinaloa. Estos vínculos no cesan, pese a que desde hace dos años las FARC dicen estar impulsando el diálogo de paz con el gobierno constitucional de Colombia.
Fuente: Infobae