La segunda ola de frío polar de este invierno en Norteamérica ha vuelto a convertir la región de las cataratas del Niágara en un espectáculo de hielo y nieve que atrae a aquellos turistas que se atreven a «disfrutar» de la naturaleza a temperaturas de 30 grados bajo cero.
Los vientos son de hasta 11 kilómetros por hora, la sensación térmica es inferior a los 30 grados bajo cero, una temperatura en que la piel se congela en pocos minutos.
A pesar de ello, las cataratas de Niágara, una de las mayores atracciones turísticas de Canadá, siguen captando la atención cada día decenas de turistas dispuestos a presenciar el famoso salto de agua como pocas personas lo han podido ver, con carámbanos, gigantescos bloques de hielo y las aguas del río Niágara convertidas en una espesa masa.
Duarte calcula que en las zonas más cercanas al lado estadounidense, el hielo tiene un espesor de 10 metros y que no habría ningún problema para cruzarlo a pie desde el lado canadiense.
Fuente:Globovisión
Imagen Cortesía de Globovisión