El Vaticano reabrió la investigación sobre la desaparición en 1983 de Emanuela Orlandi, la hija de 15 años de un empleado del Vaticano, meses después de que un nuevo documental de Netflix pretendiera arrojar nueva luz sobre el caso y semanas después de que su familia pidiera al Parlamento italiano que se hiciera cargo de la causa.
El Promotor de Justicia del Vaticano (fiscal) reabrió la investigación sobre la desaparición de la joven Emanuela Orlandi hace casi cuarenta años, en 1983, uno de los grandes misterios de la historia italiana.
La decisión de la Fiscalía de la Ciudad del Vaticano sigue “las peticiones realizadas por la familia en diferentes sedes judiciales”, apuntaron a EFE fuentes del estado pontificio.
La abogada de la familia Orlandi, Laura Sgrò, presentó denuncias en 2018 y 2019 y diversas instancias hasta el año pasado pero desconoce la razón que ha motivado la reapertura de las pesquisas y espera reunirse pronto con el promotor vaticano, Alessandro Diddi.
La defensora, en conversación con dicha agencia, aseguró que “nadie” les ha avisado y que se enteraron por la prensa.
Y no excluye que la nueva investigación se produzca después de recabar nuevas pruebas sobre el caso, recogido recientemente por la serie de Netflix “Vatican Girl” o por numerosos libros.
La Fiscalía vaticana archivó en abril de 2020 la investigación sobre la búsqueda de eventuales restos de la muchacha en el cementerio alemán de la Ciudad del Vaticano.
Orlandi era una ciudadana vaticana -su padre era un empleado de la Santa Sede- que desapareció el 22 de junio de 1983 con 15 años cuando volvía a casa tras sus clases de música en Roma.
El suceso suele reaparecer a menudo en el debate público y sigue suscitando un enorme interés en Italia porque, cuarenta años después, nadie conoce el paradero de la chica, mientras se acusa a la mafia, a servicios de inteligencia o incluso a la Curia Romana.
Su desaparición, de hecho, ha estado rodeada de numerosas teorías, desde la implicación de hombres de la Curia, hasta la “Banda de la Magliana”, la mafia de Roma, o incluso el terrorista turco que atentó en 1981 contra Juan Pablo II, Ali Agca.
El hermano de la muchacha, Pietro Orlandi, expresó en la televisión pública RAI su deseo de que “se pueda empezar desde el principio” con las indagaciones que tengan en cuenta las últimas pruebas e indicios emergidos.
La familia de Emanuela Orlandi lleva casi cuarenta años buscando de forma incansable a la muchacha y las autoridades vaticanas han accedido en los últimos tiempos a abrir ciertos espacios en busca de eventuales restos, aunque sin éxito.
En 2012, la familia pidió una investigación cuando se encontraron restos óseos sin identificar al lado de la tumba en la basílica de San Apolinar de Enrico De Pedis, el jefe de la “Banda de la Magliana”, la mafia de Roma durante las décadas de 1970 y 1980.
En julio de 2019, el Vaticano abrió las tumbas de dos princesas alemanas en el cementerio teutónico del vaticano después de que la familia recibiera una carta anónima con una foto del panteón y el mensaje “busquen donde apunta el ángel”. Las tumbas estaban vacías.
Meses antes, también se analizaron algunos huesos hallados en el sótano de la nunciatura (embajada) de la Santa Sede en Roma pero finalmente se determinó que eran más antiguos.
EFE