¿Y hoy que vas a decir, Diosdado?
Me dirijo a usted, al igual que mi homónimo José Amalio, de la leyenda llanera “El capataz y el espanto”, “sin más armas que el valor y el honor de ser cristiano”; ante la andanada de insultos y descalificativos contra el ciudadano venezolano Ricardo Hausmann arrojados desde su programa trasmitido por el canal del estado venezolano.
Surge una pregunta obligatoria ¿Qué dirá hoy el presidente del parlamento nacional? ¿Seguirá dentro de la línea de conducta de que “el fin justifica los medios”? Ignorando que cuando los medios no son lícitos se transforman en la finalidad de la conducta y llegan hasta transformar toda la acción en delictual.
Usted ha soslayado la circunstancia de ser universal la condena contra las escuchas ilegales, lo cual ha llevado a la renuncia de presidentes, como el caso de Richard Nixon, el hombre más poderoso del mundo en su momento y al enjuiciamiento de personeros de gobiernos en cualquier nación que se conozca la ocurrencia de ese delillo contra los derechos humanos, sin importar la jerarquía ni el poder que tengan. Hasta en las relaciones internacionales la condena es total hacia las intervenciones telefónicas, incluso sin haber revelado su contenido. Los países que han utilizado las intervenciones ilegales a las comunicaciones privadas se han visto precisados a pedir perdón por el agravio; como sucedió con Obama el 25 de agosto de 2015, cuando pidió perdón a Tokio después de que WIKI LEAKS filtrara que Washington había espiado a políticos japoneses.
En ninguna nación del orbe se le ocurre a funcionario alguno utilizar “pruebas” obtenidas en la perpetración de un delito, que violentan la intimidad de los seres humanos y menos a usarlo como arma política ya que son derechos fundamentales anteriores y superiores al Estado, que pertenecen al hombre por propia naturaleza, más allá de todo poder del Estado y mucho menos como en su caso, en abierta, flagrante y continua violación del artículo 48 de la Constitución Nacional. Le recuerdo, como funcionario que es, que el poder detentado es transitorio y no puede confundir su persona con el Estado.
Me permito pedirle que cese el hostigamiento y persecución contra mi representado Ricardo Hausmann, y le solicito cumpla con su deber de respetar la Constitución y leyes de la República, haciendo honor a su juramento al asumir el cargo que ostenta.
José Amalio Graterol
Abogado venezolano