Como diputado miembro de la Comisión de Política Exterior de la legítima Asamblea Nacional (AN), Secretario de Asuntos Internacionales del partido Un Nuevo tiempo (UNT) y como venezolano que también ha sufrido la diáspora forzada de familiares y amigos, considero necesario comunicar mi más profundo repudio a los ataques del régimen contra los venezolanos que regresan.
Las vergonzosas declaraciones de funcionarios del régimen y del propio Nicolás Maduro sobre los venezolanos retornados en las que los califican como “armas biológicas” al asegurar que son infectados de Covid19 intencionalmente, comprueban que discriminar y fomentar el odio contra la diáspora venezolana es una política de estado del régimen.
Si bien las palabras de Maduro fueron irresponsables y generadoras de odio hacia nuestros hermanos, lo dicho por el secretario de gobierno del Zulia, Lisandro Cabello -en las que asegura que quienes regresen deben pasar la cuarentena en una celda- demuestran que la narrativa del régimen es atacar a los venezolanos que huyen de la crisis que generaron.
A esto también le sumamos la práctica nazi de Freddy Bernal que ha ordenado “marcar las casas” y perseguir a las personas que supuestamente burlan los controles sanitarios en el Táchira, por donde han ingresado más de 62.000 venezolanos desde Colombia durante la cuarentena.
Todos estos ataques y señalamientos contra los más de 5.1 millones de hermanos que se vieron en la necesidad de huir de la grave crisis económica y humanitaria que originó Maduro y sus acólitos, promueven la discriminación y la xenofobia. Además es un sinsentido, en el mundo hay 5.107.572 casos confirmados del Covid19 y hasta ahora, no se conoce experiencia alguna donde se persiga y se ataque públicamente a las personas que están atravesando esa enfermedad.
Quienes han regresado por nuestras fronteras son venezolanos y nadie puede impedir que regresen a su país, mucho menos en momentos en los cuales en toda la región hay una crisis económica muy profunda que complica sus condiciones de vida. Lejos de atacarlos y perseguirlo, debe buscar la forma de aplicar los protocolos epidemiológicos adecuados para prevenir la propagación del virus. Negarle su ingreso al país es una violación a su derecho a ser venezolano.
Todas las declaraciones en las que califican de “armas biológicas” a los migrantes venezolanos son violatorias de los Derechos Humanos, delito que no prescribe. También es importante recordar que Venezuela forma parte de la Convención Internacional contra armas biológicas, por lo cual, el Consejo de Seguridad de la ONU puede investigar tales señalamientos.