A un par de horas del inicio de la reunión del Consejo Federal de Gobierno -a la que el sábado dijo que asistiría- el gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, informó tajante que el agravamiento de la represión y la violencia por parte de los organismos de seguridad al servicio del Gobierno -que ayer dejaron dos muertos- impedían su participación en una reunión donde se supone hablarían de asuntos administrativos.
«¿Qué dicen de Nicolás en el mundo? Que es un genocida, dicen que hay un genocidio en nuestro país (…) Yo no voy a ser el que va a ir a lavarle la cara a Nicolás al Palacio Blanco. Eso es lo que quieren ellos, que yo vaya y nos demos la mano como si el país estuviera en una situación de absoluta normalidad, como que si aquí no está pasando nada (…) Voy a ir a qué, ¿a lavarle la cara? Este es un Gobierno moribundo.»
El gobernador mostró fotografías sobre la violencia de las autoridades y mencionó cifras sobre detenidos a nivel nacional que, un rato antes, habían sido ofrecidas por la bancada parlamentaria en rueda de prensa. Capriles explicó que había consultado con las comunidades de Miranda para explicarles que él tienen no sólo una responsabilidad con ese estado sino con el país. Dijo que a los únicas regiones a las que no se les aprobaron los proyectos para este año fueron a Amazonas, Lara y Miranda, y que esa aprobación estaba sujeta «al chantaje» de la asistencia de los tres mandatarios a Miraflores. Sin embargo, diferenció su situación de la de Liborio Guarulla o Henri Falcón.
«La crisis política la está generando el Gobierno, porque cree que a punta de plomo va a resolver la crisis económica», acusó y rechazó la iniciativa de Maduro de convocar para mañana, en Miraflores, una conferencia para la paz.
«Miraflores hoy no es un escenario para convocar a la paz del país (…) ¿Desde el centro de operaciones de la represión usted quiere convocar a los sectores a hablar de paz? ¡Quién puede creer que eso es sincero!».
El gobernador insistió en que para que sea posible un diálogo nacional es necesario apelar a un árbitro creíble.
«Nosotros creemos que puede ser la Iglesia. Creemos que la iglesia tiene la capacidad de convocatoria y la representatividad en nuestro país para ser una instancia que convoque al diálogo en el país. No puede ser Nicolás Maduro. Nicolás Maduro quedó desprestigiado. La parte en conflicto no puede ser la que llame a un diálogo. Tiene que haber una institución imparcial que sea la que llame al diálogo».
Capriles dijo que no es un sector el que está descontento, y destacó que son todos los venezolanos los que padecen por la falta de alimentos, medicamentos y atención de salud.
«Aquí el Gobierno tiene que reconocer que más de la mitad del país está en desacuerdo» e insistió en rechazar las acusaciones que desde Miraflores hacen a la oposición de «fascista». «¿Qué es el fascismo? Es una descripción casi detallada de lo que estamos viviendo en el país», dijo sobre la actuación del Gobierno nacional e insistió en que éste viola los tratados internacionales de DDHH.
«Nicolás no puede mandar a detener ¡a nadie! ¡Eso no le corresponde!», denunció. Volvió a desmarcar al liderazgo de la Unidad Democrática y a la dirigencia estudiantil asociada a esta alianza, de cualquier acción violenta. «El movimiento estudiantil, sus líderes no usan capucha, dan la cara, llaman a la protesta pacífica» y ratificó su crítica a las guarimbas.
También criticó la actitud omisiva de la defensora del pueblo, Gabriela Ramírez. ¿Hay Defensoría del Pueblo en el país ¿Dónde está esa señora? ¡Qué pena! Ni siquiera montar el paro de que va a donde están los heridos. ¡Ni siquiera!».
El Universal
Por Elvia Gómez