El gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, señaló que ningún cambio político dejará por fuera a los pobres, y dijo que en ese cambio deben participar todos, chavistas y no chavistas.
«Yo estoy aquí para los pobres. Están muy equivocados si creen que un cambio significa dejar por fuera a los pobres (…) El cambio tiene que darse entre todos, chavistas y no chavistas», insistió Capriles en un acto en Caucagua donde explicó en que el cambio significa inclusión «y trabajar todos juntos».
«El pueblo chavista es bienvenido al proceso de cambio que yo promuevo. Si ellos le hablan a un solo grupo, dejando por fuera a otros allá ellos. Ahí está el error. Nosotros estamos aquí para los pobres piensen como piensen», añadió el gobernador al entregar programas sociales en una asamblea de la población mirandina.
Capriles aclaró que «la lucha que estamos dando no es la de un pueblo contra el pueblo chavista, es contra un grupito que se comió los reales».
El mandatario regional insistió en que él al momento de gobernar no diferencia entre colores políticos: «Nosotros no hacemos diferencias a la hora de resolver los problemas de la comunidad (…) Hay quienes dicen que aquí todo marcha bien, que los venezolanos no pasan trabajo y quienes dicen que es mentira que hay gente pasando hambre, que la comida se consigue y si desaparece es porque uno come mucho. Eso no es así (…) Por eso invito a todo el que no ha hablado conmigo a que se acerque, aquí conseguirán ayuda».
El gobernador pidió que no se «dejaran llevar por campañitas que arman en los canales del Estado». Llamó a no ser masoquistas ni a votar rojo cada vez que hay elecciones. «Hay a quienes les gusta el masoquismo. No tienen nada que comer, tienen la vivienda de tabla y van y votan rojo», dijo al aclarar que no es la gobernación la que dicta la política económica del país.
Además, cuestionó que los precios que salían en Gaceta Oficial no se correspondían con la realidad: «El que me consiga el saco de cemento a Bs. 20 le impongo la orden Francisco de Miranda (…) Ya basta de mentira y de corrupción».
EL UNIVERSAL
