El oficialista Johnny Araya anunció este miércoles su renuncia a disputar la presidencia de Costa Rica en el balotaje del 6 de abril, ante la popularidad arrolladora de su rival Luis Guillermo Solís, en una decisión inédita en este país de reconocida estabilidad democrática.
«La sensatez indica, ahora más que nunca, que hay que sopesar la realidad y por ello, con firmeza de ánimo, hago saber mi decisión de concluir hoy la campaña por la Presidencia de la República», dijo Araya, del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), acompañado de su esposa y su equipo de estrategas, en una abarrotada rueda de prensa en un hotel capitalino.
La Constitución Política prohíbe las renuncias a candidaturas presidenciales, por lo que la segunda ronda deberá celebrarse tal como estaba previsto, aclaró el presidente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Luis Antonio Sobrado.
«La prudencia aconseja no gastar millones en propaganda, reuniones y movilizaciones, acatamos las normas constitucionales aplicables, pero me abstendré de cualquier actividad electoral. El proceso continuará hasta el 6 de abril», señaló el renunciante aspirante oficialista.
Araya, ex alcalde capitalino de 56 años, anunció su decisión pocas horas después de la publicación de una encuesta que le dio 20,9% de las intenciones de voto, más de 40 puntos abajo de Solís (64,4%), un historiador de 55 años y académico con experiencia diplomática, del Partido Acción Ciudadana (centro).
«Los recursos y el tiempo son tan limitados como intensa es la tarea de revertir la tendencia contraria (…) La campaña hacia la segunda ronda se presenta muy difícil y llena de obstáculos», reconoció Araya al leer su carta de renuncia a continuar la campaña.
La encuesta, elaborada por la Universidad de Costa Rica, fue la primera publicada tras los comicios del pasado 2 de febrero, cuando Solís obtuvo sorpresivamente un 31% de los votos, un punto arriba de Araya, pero lejos del 40% necesario para ganar en primera ronda.
Aunque Solís obtendría de forma anticipada la Presidencia, el TSE recordó que están convocados unos tres millones de los 4,5 millones de costarricenses a emitir su voto en las papeletas, que mostrarán los rostros de los dos candidatos.
«Un candidato presidencial no puede renunciar ni abstenerse de participar en una segunda vuelta para que el resultado sea producto de la decisión popular y no de una decisión personal», explicó Sobrado.
Solís canceló un viaje que tenía este miércoles a Washington para asistir a un foro académico, y cientos de simpatizantes lo esperaban en su comando de campaña, este de San José, donde dará una rueda de prensa, mientras vehículos con banderas de Costa Rica y roji-amarillas del PAC recorrían sectores de la capital.
Más temprano, sobre los resultados del sondeo, Solís había dicho tomarlos «con mucha serenidad». «Mi satisfacción es muy medida», subrayó.
«En esta hora debemos ser más prudentes y más responsables. Hago un llamado a todos los sectores para que prevaleza un espíritu de unidad nacional», dijo por su lado la presidenta Laura Chinchilla en una breve declaración ante la prensa.
– Vertiginoso ascenso –
Araya arrastró el desgaste de dos gobiernos consecutivos del PLN, sobre todo de la gestión de Chinchilla, criticado por escándalos de corrupción y el manejo de la economía y que cerró 2013 con un déficit fiscal de 5,4% y una deuda pública de 50% del Producto Interno Bruto (PIB).
La renuncia de Araya asesta un aparatoso golpe al PLN, partido socialdemócrata que giró a la derecha y que ha tenido la mayor gravitación en la política costarricense en los últimos 60 años. «Es una sacudida a ese partido político, que es el más longevo y de mayor tradición», dijo el analista Sergio Araya.
Poco conocido en el país cuando inició la campaña política en octubre pasado, Solís ascendió vertiginosamente en las últimas dos semanas previas a la primera ronda con un mensaje conciliador y de centro, superando también al candidato de izquierda, José María Villalta, a quien todas los sondeos daban como el más seguro rival de Araya en una segunda vuelta.
Solís ofrece programas sociales, luchar contra la corrupción y reactivar la economía con políticas distintas al modelo neoliberal aplicado en las últimas tres décadas por los partidos tradicionales, principalmente el PLN.
El PAC -fundado hace 13 años- llegará por primera vez al poder, luego de tres intentos fallidos en los que tuvo como candidato a su fundador, Ottón Solís, quien este miércoles calificó la decisión de Araya como «un acto cívico histórico y valiente». «Ahora debemos buscar la unión nacional», subrayó.
A Solís, que debe asumir el 8 de mayo para un periodo de cuatro años, le tocará un Congreso (57 curules) variopinto electo el 2 de febrero: 18 diputados del PLN, 13 del PAC, nueve del izquierdista Frente Amplio, ocho del conservador Partido Unidad Social Cristiana, cuatro del Movimiento Libertario (derecha) y el resto de agrupaciones minoritarias.
EDC