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Cambia el modelo de negocios de los derechos de autor

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Cambia el modelo de negocios de los derechos de autor

Los ingresos por publicidad asociados a los contenidos son más importantes que los derechos de autor en sentido tradicional, según las tendencias

 

Obras en la Web llevan a la necesidad de ajustar leyes de propiedad intelectual

 

Los movimientos a favor de los contenidos de libre acceso en Internet crecen en el mundo y ponen en entredicho el sistema legal tradicional de los derechos de autor.

 

¿Qué pasa cuando un autor o compositor ve que su obra corre por la Red sin recibir un peso a cambio?, ¿qué estímulo tiene para seguir produciendo en esas condiciones?, ¿cuándo el derecho de autor debe quedar supeditado a los derechos del público de acceder libremente a las obras o al conocimiento?

 

Estos temas de propiedad intelectual vuelven a la palestra de la discusión mundial, porque cada día más Internet y las redes sociales están impactando el uso de contenidos creativos, ya sean obras literarias, composiciones musicales, dibujos o diseños.

 

De acuerdo con José Rafael Fariñas, director general de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven), los sitios web especializados en música como Youtube, iTunes, Deezer, Google Play y Spotify están en franco incremento, así como sus audiencias.

 

La Federación Internacional de la Industria Fonográfica (Ifpi, por sus siglas en inglés) registra que hoy en día existen 37 millones de canciones en servicios digitales y 28 millones de suscriptores a servicios de música paga en la Web a escala global.

 

La federación calcula que los ingresos digitales ascendieron a $5.900 millones en el último año, lo que representa 39% de los ingresos totales de la industria mundial de la música.

 

Fariñas observó que la tecnología hace posible escuchar música sin pagar a través de los servicios digitales, y que esos canales han adaptado sus negocios para vivir casi exclusivamente de la venta de sus espacios publicitarios.

 

“El futuro de la música será de descargas pagas de contenidos por parte del usuario, o de descargas gratuitas pero mediatizadas con anuncios de publicidad”, proyectó.

 

En otras palabras, el usuario deberá elegir entre pagar una suscripción para escuchar música sin interrupciones comerciales, o bajarla libremente pero con cuñas publicitarias insertadas.

 

Estos puntos de vista fueron debatidos en el foro “Venciendo la sombra de la propiedad intelectual”, realizado en la Universidad Central de Venezuela (UCV) la semana pasada, en homenaje póstumo al Dr. Ricardo Antequera Parilli, toda una institución en este tema y, especialmente, en derechos de autor.

 

Rafael Ortín, abogado especializado en derechos en Internet y profesor de la Universidad de Los Andes (ULA), señaló en dicho evento que el modelo de negocios de las creaciones artísticas está cambiando en otros países y este se basa cada vez más en la venta de publicidad asociada a los contenidos, por sobre los derechos de autor en el sentido tradicional.

 

A su entender, los “derechos de exclusividad” de los autores o compositores serán sustituidos por los “derechos de remuneración” asociados a los ingresos publicitarios.

 

Esas proyecciones sobre el modelo de negocio en materia de creaciones impactarán también al negocio de la publicidad, el cual evoluciona en función de las nuevas variables en los medios de comunicación no tradicionales.

 

“La televisión, tal como la conocemos, tiene los días contados”, agregó Ortín.

 

Para ejemplificar hacia dónde va la industria, el abogado citó a Netflix (empresa comercial de entretenimiento que vende películas y series vía streaming a cambio de una cuota de suscripción mensual en Internet).

 

Netflix emitió House Of Cards (serie desarrollada y producida por Beau Willimon), que aún sin ser televisada, recibió 14 nominaciones a los Premios Emmy en 2013. Esto muestra el cambio de comportamiento de las audiencias, que se están volcando mucho a los contenidos en la Web.

 

Algo similar ocurre con el negocio de los videojuegos en el entorno digital, en pleno auge.

 

Se estima que los videojuegos seguirán apoyados en el sistema libre para el usuario, hasta que este pida un servicio premium. Además, la publicidad en este tipo de plataformas se ha vuelto una constante.

 

Lo cierto es que los expertos insisten en que pronto el negocio de los contenidos no pasará tanto por el plano de los derechos de autor o de transmisión, sino por el pago de la publicidad en las aplicaciones.

 

Caso Pandora

 

Ya existen evidencias sobre las nuevas tendencias en los modelos de negocios vinculados a las creaciones. Estos cambios alteran también las relaciones tradicionales de las empresas del sector con los titulares de los derechos, el tema de las licencias o derechos de reproducción y los “intermediarios” en el negocio.

 

Pandora, por ejemplo, no negoció directamente con los autores el año pasado, como suele hacerse en la industria, y esto parece ser solo una muestra de lo que se viene en Internet.

 

Pandora es un proyecto norteamericano iniciado en el año 2000 por un grupo de tecnólogos, cuyo propósito es capturar la esencia de la música en su nivel más fundamental, clasificando cada aspecto de las piezas como si fueran “genomas”: melodía, armonía, ritmo, instrumentación, orquestación, arreglos, letra.

 

A partir de esa clasificación, la empresa ofrece emisoras de radio personalizadas a través de Internet. El usuario propone el nombre de una canción y el sitio web genera una estación de radio con una lista de música “genómicamente” parecida a la que se solicitó en la consulta.

 

Con esa selección, el usuario marca las canciones de su agrado y va personalizando sus estaciones y hasta agregando posibles temas de su autoría.

 

La industria cultural

 

Los expertos que participaron en el foro en homenaje a Antequera Parilli observaron la importancia de cuidar la industria cultural, ya que la llamada “economía del conocimiento” se basa justamente en la propiedad intelectual. Esta tiene un fuerte enemigo en la piratería en el entorno digital.

 

Ortín recordó que la economía creativa es altamente rentable. Se calcula que en el año 2013 rebasó los $5.000 millones en todo el mundo. “Esto es 6,1% del Producto Interno Bruto Mundial”, advirtió.

 

De acuerdo con los números manejados por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, los ingresos generados por la distribución de productos musicales en línea, pese a que alcanzaron una cifra interesante, los acumulados por venta de discos compacto y otros soportes físicos casi los duplicaron.

 

Eso significa que todavía es un mito que la música en Internet es más rentable que la soportada en los canales tradicionales, aunque hacia allá va el negocio (cabe aclarar que la industria editorial sí registra mayor venta de libros electrónicos que de libros tradicionales en el mundo).

 

Los expertos coincidieron en que en Venezuela los titulares de derechos son más conscientes de las normas que podrían ser mejoradas en el país, de que se han abierto otros mercados dentro de la propiedad intelectual, así como nuevos canales y usuarios.

 

 Fuente: Emen

 

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