El expresidente reaparece en la escena política rodeado del resto de los jefes de Estado vivos en un acto que representa la cohesión nacional
Como manda la tradición, todos los presidentes vivos de Estados Unidos se dieron cita ayer en Dallas (Tejas) para asistir a inauguración de la Biblioteca de George W. Bush. Desde Jimmy Carter hasta Barack Obama, pasando por George Bush padre, en silla de ruedas, y Bill Clinton, los mandatarios olvidaron por un día sus diferencias ideológicas para honrar la trayectoria de su jefe de Estado número 43, en un acto de enorme transcendencia que sirve de factor cohesionador para la política de este país.
El expresidente, no obstante, defendió con vehemencia su legado, cuyas luces y sombras se recogen en el museo-biblioteca que se abrirá oficialmente al público el 1 de mayo.
El evento constituyó un momento de intensa emoción para Bush, que desde que abandonara la Casa Blanca en 2008, ha optado por mantenerse alejado de la vida política. En su reaparición pública, el expresidente reivindicó las decisiones adoptadas a los largo de sus dos mandatos. “La política no versa sobre las ambiciones personales”, aseguró Bush. “Al final quedará patente que nos mantuvimos fieles a nuestras convicciones. Gracias a ellas contribuimos a hacer más seguro nuestro país y expandimos la libertad en el resto del mundo”, señaló el expresidente, que abandonó el estrado entre lágrimas.
Al final quedará patente que nos mantuvimos fieles a nuestras convicciones. Gracias a ellas contribuimos a hacer más seguro nuestro país y expandimos la libertad en el resto del mundo»
El Museo y Biblioteca Presidencial George W. Bush, erigido en el campus de la Universidad Metodista en Dallas, alberga una a muestra de los grandes hitos políticos de Bush: El reñido escrutinio de los votos de Florida, en 2000, determinante para otorgarle la victoria; los ataques del 11 de septiembre, que transformaron su presidencia; la invasión de Irak; la tragedia del huracán Katrina, el desastre financiero en los albores del final de su segundo mandato…
Todos estos momentos, así como otros menos controvertidos, como su política educativa, su lucha internacional contra el sida o su intento de reformar la legislación migratoria, se recogen en el museo a través de vídeos, documentos, espacios interactivos, fotografías u objetos simbólicos, como el altavoz con el que Bush se dirigió a los miembros de los servicios de emergencia en la zona cero del World Trade Center. “Puedo oíros y el mundo también”, gritó a través del aparato.
En una muestra del espíritu que domina las inauguraciones de las Bibliotecas presidenciales, los antiguos inquilinos de la Casa Blanca y el actual elogiaron los aspectos más positivos de las políticas de la era Bush, obviando los asuntos más polémicos.
Obama, cuyas diferencias políticas con su predecesor son notorias, destacó la resolución de Bush tras el ataque de las Torres Gemelas y su presencia entre los escombros asegurando que haría justicia a las víctimas, en un claro paralelismo con su intervención hace una semana, tras el atentado del maratón de Boston.
Un resto de los andamios del World Trade Center que se puede contemplar en al Biblioteca George W. Bush. / KEVORK DJANSEZIAN (AFP)
Cinco años después de que abandonara el poder, las encuestas parecen más benévolas con el expresidente Bush que cuando dejó la Casa Blanca. Entonces, sólo aprobaba su mandato el 33% de la población, una encuesta publicada esta semana por The Washington Post indica que su popularidad ha subido al 47%, la misma de la que goza Obama.
A Bush, no parecen importarle los números, ahora que ha encontrado en sus cuadros un lugar donde expresar sus inquietudes. “La pintura ha cambiado mi vida”, reconoció en una de las múltiples entrevistas que ha concedido a los medios esta semana con motivo de la inauguración de su Biblioteca.
Además de los presidentes, en el evento estuvieron presentes buena parte de los miembros de su Gabinete como Colin Powell, Condoleezza Rice, Karl Rove o Dick Cheney, cuya relación durante el segundo mandato del exmandatario ha sido cuestionada a raíz del documental El mundo según Cheney.
Entre los antiguos jefes de Estado y de Gobierno que ayer se encontraban en Dallas destacaron el ex primer ministro británico, Tony Blair, y los ex presidentes de Italia y España, Silvio Berlusconi y José María Aznar, los protagonistas del Trío de las Azores, una imagen indeleble de la era Bush que se encuentra en el archivo de más de cuatro millones de fotografías que alberga la Biblioteca.
Fuente: El País