El servicio de Guarda Costa de Estados Unidos y otras agencias continuaban el viernes la búsqueda de 10 personas desaparecidas que cayeron al agua después de que su embarcación volcara en su camino de Cuba a Estados Unidos.
Hasta ahora se han encontrado dos personas muertas, y la Coast Guard rescató el jueves por la tarde a ocho personas que estaban a bordo de la embarcación volcada.
Mientras tanto, los seres queridos de los emigrantes, tanto en el sur de la Florida como en el Puerto de Mariel, Cuba, de donde partió la embarcación el domingo, se aferran a la escasa esperanza de que sigan vivos.
“Las familias se están volviendo locas”, dijo Raúl Capote, de 35 años, quien se mudó a Miami desde Mariel hace 15 años. “Hay una gran comunidad aquí. Mucha gente aquí conoce a la gente que estaba en el barco. Somos como una familia”.
Capote dijo que familiares y amigos en Mariel se han puesto en contacto con él continuamente desde que se conoció la noticia de la tragedia en el mar el jueves.
«Realmente no sé qué decirles”, dijo el viernes.
La búsqueda del viernes está siendo dirigida por la Guarda Costa y otras agencias, incluyendo la Armada de Estados Unidos, Customs and Border Protection y la Florida Fish and Wildlife Conservation Commission. El caso no se está tratando como una operación de contrabando de extranjeros. No se ha abierto ninguna investigación penal, según las autoridades federales.
El suboficial José Hernández, portavoz de la Guarda Costa, dijo que todavía no hay una descripción de la embarcación que se hundió.
Los inmigrantes suelen intentar la arriesgada travesía a través del Estrecho de la Florida en embarcaciones improvisadas y no aptas para la navegación.
Y, según la Guarda Costa, este año son muchas más las personas que se arriesgan a realizar el traicionero viaje que el año pasado.
El gobierno federal hace un seguimiento de los intentos de migración por año fiscal, el cual comienza el 1º de octubre. A siete meses de que termine este año fiscal, la Guarda Costa dice que ya ha detenido en el mar a 298 personas procedentes de Cuba, en comparación con 49 en todo el año fiscal 2020.
Los críticos del gobierno cubano culpan directamente al régimen comunista, del cual dicen que no solo está reprimiendo duramente a la disidencia dentro del país, sino que también está manejando mal la economía y la pandemia del COVID-19.
La economía cubana está sumida en una profunda crisis después de que las medidas de confinamiento extinguieran el turismo y redujeran drásticamente los ingresos de la isla, que ya se tambaleaba por la mala gestión general y el endurecimiento de las sanciones que restringieron las remesas durante la administración de Trump.
La eliminación de un sistema de doble moneda que se aprobó hace una década pero que no se implementó hasta este año provocó un repunte de la inflación, mientras que los salarios no aumentaron al mismo ritmo. Los estantes vacíos en los supermercados estatales y el aumento de los casos de COVID-19 están avivando la frustración, y la incipiente sociedad civil cubana está utilizando las redes sociales para expresar su oposición al régimen unipartidista.
“Desafortunadamente, durante los últimos 60 años, esta tragedia ha sido una constante para el pueblo cubano. Esto se debe a que el régimen cubano no solo ejecuta a las personas, sino que también mata las esperanzas del pueblo, que no ve otra opción que lanzarse al océano”, dijo Ramón Saúl Sánchez, líder del grupo Movimiento Democracia, con sede en Miami.
“Se está produciendo un éxodo silencioso que va en aumento”, dijo.
El 9 de noviembre del año pasado, un grupo de hasta 17 personas partió del noroeste de Cuba, pero no se les ha vuelto a ver ni se ha oído de ellas. La Guarda Costa dijo que buscó al grupo a partir del 10 de noviembre antes de suspender la búsqueda ocho días después.
Sánchez instó a los cubanos a no arriesgarse a realizar el peligroso viaje, no solo por los grandes riesgos, sino también porque ya no hay incentivos legales para hacerlo desde que Estados Unidos puso fin a su política de “pies secos, pies mojados” a principios de 2017.
Bajo esta política, los que eran capturados en el mar tratando de llegar a Estados Unidos eran devueltos a Cuba. Sin embargo, los que pisaban suelo estadounidense por encima de la marca de pleamar podían quedarse y solicitar la residencia permanente al cabo de un año.
Ahora, cualquiera que sea capturado en el mar o en tierra es enviado de vuelta a Cuba.
EL NUEVO HERALD