Hay acciones en la vida que uno no está dispuesto a realizar. Bien por principios o por miedo, es mejor no aventurarse en algunos casos. Sin embargo, la vida da muchas vueltas y la obligación te lleva a enfrentarte a ello.
Este caso define muy bien la historia de Yasuo Takamatsu. Un conductor de autobús de Japón que no mostraba interés por nada que estaba relacionado con el agua. Por desgracia, en 2011, cambió su vida. El tsunami devastador que arrasó las costas de Japón se ‘llevó’ a su mujer y el aprendió a bucear para encontrar el cadáver de su esposa.
A unos días de cumplirse el aniversario de la catástrofe, este viudo sigue día tras día buscando a su mujer. No se da por vencido. Él tiene en mente las palabras de su mujer al teléfono, las últimas que escuchó antes de que una terrible ola de más de 20 metros de altura la arrasara. “Quiero ir a casa”, le replicó sigilosamente al teléfono.
“Aportaba mucho a mi vida, echo de menos la gran parte de mí que era ella”, explica Yasuo Takamatsu. Por ello, este japonés acude a bucear con las mismas ganas que el primer día. “Me siento mal cuando pienso que ella todavía está ahí. Quiero que se cumpla su voluntad y traerla a casa tan pronto como sea posible”, concluye.
Muy pocas personas esperan recuperar a sus familiares desaparecidos. Un gran número de ellos aún no han sido identificados, concretamente más de 2.600 personas. Takamatsu aún no pierde la esperanza, ni tres años más tarde el amor por Yuko, su esposa, que será como él mismo dice, eterno.
Fuente: PC