El Movimiento Unión Brasil Camionero se sumó a la ola de protestas contra el gobierno de Dilma Rousseff. Hay cortes de rutas en San Pablo y Minas Gerais
El sindicato de camioneros de Brasil comenzó, este lunes, una huelga de 72 horas con bloqueos en dos importantes autovías de San Pablo para exigir una reducción de los precios del combustible y de los peajes.
Los camiones estaban estacionados en la autopista Castello Branco, que une la ciudad de San Pablo, mayor polo económico del país, con el interior de ese estado, lo que originó filas de vehículos de 15 kilómetros, según la Policía Caminera Federal.
El bloqueo en San Pablo provocó un enorme atasco de tránsito. También hubo cortes en algunas regiones del estado de Minas Gerais, donde más camioneros se sumaron a los reclamos.
Con la convocatoria del Movimiento Unión Brasil Camionero (MUBC), un nuevo sector se suma a la ola de protestas que empezó hace tres semanas durante la Copa Confederaciones contra el alza de los precios del transporte.
Las movilizaciones derivaron en reclamos más profundos, como contra la corrupción, la insuficiencia de los servicios de salud y de educación y la inflación. La situación mantiene alerta al gobierno de Dilma Rousseff.
En una nota divulgada este lunes, el MUBC instó a sus afiliados a «mantener la protesta» hasta el próximo jueves. «Serán 72 horas de movilización», por lo que «recomendamos a todos a no programar viajes para ese período”, dice el comunicado.
El MUBC también llama a «dar un apoyo inmediato a las manifestaciones populares que se registran en el país» y a «exigir al Gobierno que mejore la situación del transporte de cargas en el país».
En ese sentido, el sindicato exige «subsidios para el diesel, para abaratar los precios de los alimentos y todos los productos»; la eliminación de los peajes para los camioneros y una fiscalización mayor de los conductores que trabajan sin las debidas licencias.
La huelga de la MUBC ha sido convocada en momentos en que las masivas protestas empiezan a perder fuerza. Por ejemplo, para el domingo se esperaban 20 mil personas y disturbios en Río de Janeiro, pero hubo 8 mil y conflictos menores.
De hecho, la primera protesta fue pacífica, pero en la segunda irrumpieron unos pocos grupos violentos, que se enfrentaron a la policía en las afueras del estadio Maracaná, donde se jugaba la final de la Confederaciones.
Por otra parte, estudiantes y activistas ocuparon la sede de la cámara legislativa de la Alcaldía de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, en la noche del domingo, y anunciaron que continuarían su vigilia hasta el lunes.
Las masivas manifestaciones, que tuvieron su momento de mayor efervescencia hace días, llegaron a movilizar a unas 1,2 millones de personas de un centenar de ciudades en una única jornada y han erosionado el respaldo a Rousseff.
Según una encuesta divulgada este sábado, el apoyo a la gestión de Rousseff cayó del 57 por ciento que ostentaba el pasado 8 de junio, antes de que comenzaran las protestas, a un 30 por ciento, y su posible reelección el año próximo ha comenzado a estar en duda.
En su programa semanal de radio, Rousseff reiteró, este lunes, su propósito de dar «respuestas rápidas y concretas» a las protestas. El Gobierno «trabaja para dar respuestas y soluciones rápidas y concretas para los problemas de la economía, el transporte, la salud, la educación y también la política», afirmó.
Fuente: Infobae