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Brasil polarizado

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Brasil polarizado

 

 


El bien y el mal, derecha e izquierda. El martes comenzó la campaña de las elecciones presidenciales en Brasil y en seguida se vio cómo Jair Bolsonaro y Luiz Inacio Lula Da Silva pretenden desarrollarla, cada quien en su trinchera, uno apelando a la nostalgia de sus ocho años de gobierno y el actual mandatario vociferando sobre los peligros del socialismo.

 

 

Pero lo que no se puede negar es que el conocido como “presidente de los trabajadores” parte con ventaja. Por lo menos eso es lo que dicen todas los sondeos, comenzando por Datafolha, una de las más prestigiosas encuestadoras, que asegura que la intención de voto por Lula es de 47% y por Bolsonaro 29%. Los demás candidatos (que los hay) no pasan de 8%, así que la contienda es entre el exmandatario y el actual.

 

 

Conociendo esto, los primeros actos de campaña (que todavía no admite el uso de radio y televisión) fueron reflejo de cada uno. Lula lo hizo a las puertas de una ensambladora de carros, para recordar dónde comenzó su carrera política como líder sindicalista, y allí apeló a los recuerdos, a esos años de gobierno que sacaron a muchos de la pobreza, con un eslogan que dice: «La esperanza de un Brasil feliz de nuevo». Bolsonaro se fue a la ciudad en donde fue apuñaleado en la campaña de 2018, Juiz de Fora, y allí trató de reforzar los valores que lo identifican como un hombre de derecha: Dios, patria, familia y libertad.

 

 

Lula es popular entre las mujeres y los jóvenes, mientras que Bolsonaro lo es entre los hombres y los evangélicos. El presidente está dispuesto a usar todo lo que tiene a su favor, como las últimas decisiones de gobierno, para estrechar la brecha que lo separa de Lula, pero no se sabe si dé resultado, pues tiene un alto porcentaje de rechazo. Algo que Lula no tiene y que evidentemente el derechista usará a su favor es el uso de las redes sociales, en donde Bolsonaro siempre ha tenido una fuerte presencia que lo ayudará seguramente a posicionar mensajes y a llegar a la gente; en esto Lula va a tener que ponerse al día porque en la primera campaña estos canales estaban en pañales.

 

 

Como sea, es una campaña corta para tanto territorio y tantos votantes, pero ambos se proponen recorrer el país con su mensaje. La primera vuelta es el 2 de octubre y puede que se necesite una segunda, que sería el 30. Con Lula como triunfador, la izquierda latinoamericana se anotaría un gran triunfo, aunque hay que recordar que como jefe del Estado priorizó el bienestar de su gente pero también el manejo de la inmensa economía de su país de manera competitiva, y es probable que vuelva a hacerlo; en aquella oportunidad respetó instituciones y separación de poder, así que nada tiene que ver con el estilo chavista, aunque fue buen amigo del fallecido presidente.

 

 

Todo el mundo espera el gran viraje de Brasil, el gigante del sur, pero Bolsonaro está dispuesto a dar la pelea e incluso llegar al Tribunal Supremo si es necesario pelear los votos. Esta será una campaña épica y todos los ojos de América están puestos en los resultados. Lo bueno es que serán los brasileños los que escogerán su destino en unas elecciones en donde la democracia saldrá fortalecida. Es mucho más de lo que podemos decir fronteras arriba.

 

 

Editorial de El Nacional

 

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