Lo admitió un alto funcionario del Gobierno. El Sumo Pontífice tiene planificado un viaje para participar en julio en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro
El secretario general de la Presidencia brasileña, Gilberto Carvalho, admitió este viernes que las manifestaciones que sacuden a Brasil desde la semana pasada pueden comprometer la visita que realizará el próximo mes el papa Francisco al país para participar en la Jornada Mundial de la Juventud.
El ministro manifestó su preocupación en una reunión con funcionarios que estaba cerrada para la prensa, aunque sus palabras fueron captadas por cámaras de televisión autorizadas a realizar imágenes.
«Tenemos una serie de complicaciones y preocupaciones. Lo que está ocurriendo (las manifestaciones) puede verse reflejado en la Jornada (Mundial de la Juventud)», afirmó Carvalho, que tiene estatus de ministro, según una transcripción de sus palabras divulgada por diferentes redes de televisión.
«No puedo decir que la Jornada ocurrirá en un clima igual al de los días de hoy porque la coyuntura evoluciona tan rápido que no podemos profetizar, pero tenemos que estar preparados en caso de que ocurra con un clima como el generado por las manifestaciones de hoy en el país», afirmó.
Carvalho sostuvo que el Gobierno hará todo lo posible para garantizar el éxito de la visita que el Papa realizará a Río de Janeiro entre el 22 y el 28 de julio.
Además, agregó que la propia presidente de Brasil, Dilma Rousseff, está preocupada por la situación generada a raíz de las manifestaciones y que podría realizar un pronunciamiento sobre el asunto este mismo viernes.
«Dilma (Rousseff) está preocupada. Vamos a convocar a la sociedad brasileña para adoptar medidas de contención. Tenemos que impedir ese tipo de manifestaciones, que no le traen nada bueno al país», afirmó el funcionario.
Pese al carácter pacífico de la mayoría de las protestas que se registraron el jueves en cerca de 80 municipios y que congregaron a más de un millón de personas, en algunas ciudades terminaron con incidentes violentos.
Los conflictos fueron provocados, generalmente, por el intento de pequeños grupos de manifestantes de invadir edificios públicos como el Congreso Nacional, la sede de la Cancillería, la alcaldía de Río de Janeiro y la gobernación de Ceará.
La protesta por mejores servicios públicos que congregó el jueves por la noche a cerca de 300.000 personas en Río de Janeiro degeneró en graves incidentes, que dejaron 62 heridos, 10 detenidos y rastros de destrucción en el centro de la ciudad.
Además, dos personas fallecieron, una de ellas en el estado de Belén como consecuencia de la inhalación de grandes cantidades de gas lacrimógeno. Otro hombre murió en las cercanías de San Pablo por un automóvil que embistió a un grupo de manifestantes.
«Ver la Explanada (la planicie de Brasilia enmarcada por las principales edificaciones públicas) de esa forma, ver edificios atacados como el Palacio de Itamaraty (sede de la Cancillería) y la Catedral, no podemos aceptarlo», afirmó.
Las protestas comenzaron la semana pasada en San Pablo, detonadas por la suba de las tarifas de transporte público, pero fueron despertando otras reivindicaciones, como mayores inversiones en salud y en educación pública, y críticas a los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de Fútbol de 2014.
Pese a que numerosas alcaldías, incluyendo las de San Pablo y Río de Janeiro, ya anunciaron la reducción de los pasajes de autobús, metro y tren, los manifestantes mantuvieron sus protestas y las del jueves fueron las más numerosas hasta ahora.
Fuente: Infobae