El Estado venezolano sumó a su equipo de asesores a la prestigiosa firma Rothschild & Co., con el objetivo de realizar un diagnóstico detallado de sus compromisos financieros internacionales. Esta información proviene de individuos cercanos a la operación que prefirieron mantener su identidad en reserva.
La labor de Rothschild consiste en identificar con precisión las cifras y destinatarios de la deuda gubernamental, una tarea usualmente emprendida por las naciones como paso previo a un proceso de reestructuración de sus pasivos.
Desde la capital francesa, los representantes de Rothschild han optado por no emitir declaraciones al respecto. Similar postura ha adoptado un portavoz del Ministerio de Economía y Finanzas de Venezuela, quien no ha respondido a las solicitudes de comentarios.
Según cálculos del economista Francisco Rodríguez, docente en la Universidad de Denver, Venezuela tiene una deuda pendiente que asciende a aproximadamente 154.000 millones de dólares (USD) con acreedores internacionales. Esta suma incluye emisiones de bonos globales tanto del gobierno como de la compañía petrolera estatal, los cuales han estado en cesación de pagos por más de seis años. A esta deuda se le suman los intereses acumulados y las penalizaciones derivadas de litigios por créditos comerciales no atendidos.
En el mercado, los bonos soberanos venezolanos se cotizan cerca de los 20 centavos de dólar, mientras que los papeles en mora de Petróleos de Venezuela SA se transan alrededor de los 11 centavos, de acuerdo con las cotizaciones indicativas recogidas por Bloomberg. El valor de la deuda ha experimentado un incremento tras la propuesta de JPMorgan Chase & Co. (JPM) en febrero, que sugiere reincorporar estos bonos en los índices de deuda de mercados emergentes que gozan de amplia aceptación.
La incorporación de Rothschild al equipo financiero venezolano coincide con un renovado esfuerzo del gobierno de Nicolás Maduro por reestablecer lazos con los mercados internacionales, organismos multilaterales y firmas calificadoras, tras un prolongado período de aislamiento. A lo largo de los años, el mandatario ha insinuado su disposición a negociar con los tenedores de deuda, aunque dichas gestiones no han fructificado.
Con información de Bloomberg.
