Aunque ya ha cedido en buena parte de la región, la inflación ha presionado las finanzas de los hogares en Latinoamérica y ha encarecido el precio de productos esenciales como los alimentos, llevando al alza el presupuesto para cubrir los costos básicos.
Paraguay es en la actualidad el país más económico para cubrir los costos básicos sin contar el alquiler de vivienda, con un estimado de unos US$446 mensuales, de acuerdo con un reporte de Statista Research Department.
Después de Paraguay figuran Argentina (US$469), Bolivia (US$481), Perú (US$495), Colombia (US$527), Ecuador (US$541), Brasil (US$553), Nicaragua (US$553,3) y Venezuela (US$601).
En otro bloque figuran Guatemala (US$638), El Salvador (US$645), Honduras (US$645,2), Chile (US$703) y México (US$706). Y los países más costosos para cubrir los costos básicos son Panamá (US$779), Costa Rica (US$865) y Uruguay (US$887).
“Paraguay es un país que tiene una de las tasas impositivas a la importación más bajas de América Latina. Paraguay tomó la decisión de convertirse en un eje e integrador de economías más grandes con el resto de América Latina y esto ha tenido un efecto directo en la economía del país debido al hecho de que es una economía abierta con mayor competencia, por lo que los precios son más baratos”, dijo a Bloomberg Línea el profesor de Relaciones Internacionales de la ESPM en Brasil Leonardo Trevisan.
Leonardo Trevisan, economista y especialista brasileño en Geopolítica, explica que Uruguay es una economía opuesta a Paraguay, en el sentido de que es un mercado muy cerrado, como la mayoría de los países latinoamericanos, y su economía está mucho más orientada al sector agrícola.
“Uruguay tiene muy poca industrialización y su economía está más orientada al sector agrícola y está muy protegida, lo que también tiene que ver con su perfil monetario. Como es una economía exportadora, hace todos los esfuerzos con respecto a su tipo de cambio para que le facilite la vida a los exportadores”, señaló.
Desde su punto de vista, esta característica de economía cerrada explica en buena parte el alto precio de la vida en Uruguay, aunque señala que es un fenómeno bastante común en toda América Latina, citando el caso específico de Brasil.
“Si nos fijamos en el caso de Brasil, contrariamente a lo que imaginamos, es una economía muy cerrada, con altas tasas de impuestos para diversos productos, lo que en la práctica protege las estructuras nacionales, pero hace que el costo de la vida más caro (…). Este es un fenómeno que no es solo en Brasil. Está presente en la mayoría de los países de América Latina, con algunas excepciones, como Paraguay”, señaló.
¿Qué influye en el costo de vida?
Federico De Cristo, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral en Argentina, dice que las diferencias en el costo de vida se pueden explicar por el tamaño del PIB per cápita, puesto que los países con uno más alto suelen tener un mayor nivel de costo de vida medido en dólares. Entre otros factores, se refiere a la carga impositiva de los mercados, que se refleja en precios y encarece el costo de vida.
En el caso de Argentina, señala que los veloces cambios en la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo contribuyó a encarecer el costo de vida. Se refiere además “al veloz aumento de precios regulados que habían estado reprimidos durante cuatro años” y al impuesto PAIS, que “encarece la compra de divisas oficiales para los importadores, incluso para insumos importados que encarecen la producción local”.
Explica que Paraguay tiene un gasto público bajo, con un limitado sistema de seguridad social y gasto en salud y educación. Otros países de la región tienen un mayor gasto en estos rubros, lo que los lleva a fijar impuestos más altos para equilibrar las cuentas públicas, según De Cristo.
“Mayores impuestos encarecen los precios y el costo de vida. Además, algunos países tienen una gran brecha entre el costo salarial de las empresas y lo que efectivamente cobra el trabajador, en conceptos de impuestos, aportes y otras deducciones, lo que encarece el costo salarial de producción”, explica a Bloomberg.
Por otra parte, señala que hay que entender qué canasta de consumo se considera para calcular el costo de vida. En países con elevada pobreza y mercado laboral poco regulado, con salarios relativamente bajos, producir servicios puede resultar relativamente menos costoso que en países con mayor costo salarial.
El profesor de la Universidad Austral señala también que hay que tener en cuenta la productividad de cada país, que puede explicar que zonas con elevados salarios puedan producir a costos reducidos, mientras que otras con salarios bajos tienen costos poco competitivos por la baja productividad.
El fenómeno de la inflación sobre el costo de vida en Latinoamérica
Entre los principales mercados regionales, el índice de precios al consumidor en 2024 se ubicaría en 160% en Venezuela; en 149,4% en Argentina; en 5,7% en Uruguay; en 5,3% en Colombia; en 4% en Paraguay; en 3,8% en Brasil; en 3,5% en México; en 3% en Chile; en 2,4% en Perú y en 1,5% en Ecuador.
Leonardo Trevisan, de la institución académica ESPM en Brasil, se refiere también al aumento del costo de vida globalmente por cuenta de la inflación que se desató tras la pandemia y eventos globales como la guerra en Ucrania, que ha encarecido las fuentes de energía principalmente.
También citó el ejemplo del sector de los fertilizantes, esencial para la producción agrícola de la región, que se vio impactado por la inflación y los efectos de la guerra en Ucrania, contribuyendo significativamente al aumento del coste de los alimentos en el continente.
En el caso de Latinoamérica se refiere también al factor interno de la debilidad de varias de las monedas de los principales mercados regionales en comparación al precio del dólar. “El dólar ha subido y esto ha tenido un impacto directo en el coste de la vida en estos países, porque dependen de él”, señaló a Bloomberg.
De acuerdo a las proyecciones más recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación en Latinoamérica y el Caribe se ubicaría en 2024 en el 16,7%, por encima del 14,4% de 2023 y del 14% del 2022. Las previsiones del organismo apuntan a que la inflación llegaría al 7,7% en 2025 y en el 2029 llegaría al 3,6%.
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