Tras siete meses de apoyo incondicional a Israel que ha resquebrajado su base y provocado el estallido de protestas estudiantiles por todo el país, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha entregado ahora munición a los republicanos al frenar el envío de armas para la guerra.
Biden tomó esta decisión sin precedentes para evitar una invasión del enclave de Rafah al reconocer que civiles en Gaza ya han muerto por el uso de bombas estadounidenses de alto calibre, una medida que muchos en su entorno llevaban meses reclamándole.
«Esto es simplemente un gesto hacia su flanco izquierdo. (Biden) Está tratando de tener un pie en cada lado de la cerca, lo cual no puede hacer», afirmó este jueves el senador Jim Risch, el republicano de más alto rango en el Comité de Relaciones Exteriores.
John Thune, el segundo al mando de los republicanos en el Senado, dijo que se trata de una decisión «loca» por parte de Biden. Ambos legisladores participaron en una rueda de prensa con una decena de sus compañeros en la que se acusó a la Casa Blanca de poner en riesgo a Israel y ayudar a Hamás.
La devastadora guerra de Israel en Gaza y el apoyo recibido por Estados Unidos hasta la fecha se ha convertido en tema central de la campaña a las elecciones de noviembre. En sus actos electorales, Biden habla de sus logros económicos, pero la guerra lo devora todo.
Su rival, el expresidente Donald Trump (2017-2021), que pasa sus días sentado en el banquillo de los acusados de un tribunal federal de Nueva York, tampoco dejó pasar la oportunidad para meter baza en el asunto.
«Joe Biden, lo sepa o no, acaba de anunciar que retiene armas para Israel cuando están luchando para eliminar a los terroristas de Hamás en Gaza (…) Joe Biden se está poniendo del lado de estos terroristas, igual que se puso del lado de turbas radicales que tomaron nuestras universidades», dijo en un mensaje en redes.
Pero Biden no solo está recibiendo críticas desde la oposición. El senador demócrata Jon Tester fue de los primeros que este jueves por la mañana instó a la Casa Blanca a desbloquear el envío de las armas a Israel, demostrando la profunda grieta que hay en el partido gobernante con respecto al tema.
Un mes de protestas estudiantiles
Todo esto sucede cuando en los campus universitarios languidecen unas protestas que estallaron hace cerca de un mes precisamente en contra del apoyo de EE.UU. a Israel y que se han saldado con cerca de 3.000 estudiantes detenidos.
La cercanía del final del curso lectivo, la represión policial y la decisión de las autoridades universitarias de suspender a los estudiantes que participan de las protestas ha hecho que el movimiento haya empezado a decaer.
En algunas de las universidades, sin embargo, queda el rastro de las protestas, como en la de Columbia en Nueva York, que vio cómo sus estudiantes fueron los primeros en alzarse y que se ha quedado sin la habitual ceremonia de graduación, cancelada por la tensión que se vive en el campus.
En otras, las protestas han tenido un final más feliz, ya que las direcciones de los centros se han avenido a negociar con los alumnos.
Es el caso, por ejemplo, de la Universidad Estatal de California en su sede de Sacramento, que aceptó iniciar un proceso de desinversión de empresas y fondos «que se benefician de genocidios, limpieza étnica y actividades que violan los derechos humanos fundamentales».
Esta era, en realidad, la principal demanda -la de desligar el negocio educativo del de la guerra- de los estudiantes estadounidenses, tildados de antisemitas por gran parte del aparato político y mediático del país.
EFE