EE. UU. se encamina a un enfrentamiento en las urnas de los mismos candidatos de 2020.
Lo único que faltaba para que se despejara el panorama de los rivales definitivos en la carrera por la presidencia de Estados Unidos se dio ayer, cuando Nikki Haley, la aguerrida aspirante republicana, tiró la toalla y se retiró de las primarias de su partido tras las apabullantes victorias que obtuvo Donald Trump en el denominado supermartes, jornada en la que electores de 15 estados acudieron a las urnas para votar por el candidato de su preferencia.
Las luchas electorales que definirán el control del Congreso de Estados Unidos
Haley apenas logró triunfos en Vermont y en el distrito de Columbia, lo que dejó claro que no podía seguir desgastando su figura en una pelea estéril que incluso desde antes del martes ya se veía definida a favor del expresidente.
Y el magnate ya acumula 1.051 de los 1.215 delegados que necesita para hacerse con la nominación, lo que de hecho ubicó a este supermartes como el menos disputado de las elecciones de los últimos años.
Por los lados de los demócratas, la situación es muy parecida. El actual presidente, Joe Biden, casi sin rival, ya se hizo con 1.568 de los 1.968 delegados con los que se garantizará la nominación en la convención de su partido, una aplastante superioridad que, no obstante, no lo libra de los serios cuestionamientos de las comunidades árabes y musulmanas que hicieron sentir un voto castigo por las actuaciones de su país en la guerra entre Israel y el movimiento terrorista Hamás, que se ha cobrado la vida de más de 30.000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, y de más de 1.800 israelíes, la mayoría el día de los ataques el 7 de octubre.
Dicho esto, EE. UU. se encamina hacia un escenario en donde los mismos candidatos de 2020 se enfrentarán en las urnas, con la diferencia de que a estas alturas los estadounidenses ya tienen buena información de sus estilos de gobierno y de su talante de líderes. Sobre Trump, de 77 años, pesan cuatro causas penales, y sobre Biden, de 81, las dudas de si está con la salud suficiente para otros intensos 4 años más en la Casa Blanca. Un escenario que no por previsto deja de ser muy interesante.
Editorial de EL TIEMPO