Las dudas en el embarazo se multiplican y surgen preguntas que, con frecuencia se olvidan de en las revisiones. Una de ellas puede ser qué deporte es el más adecuado para realizar durante la gestación. Aunque hay muchas alternativas, la natación es uno de los más completos y adecuados para la futura mamá, ya que el agua es el medio ideal para la realización de ejercicio físico.
Las razones son muchas, tal y como explica Yoryany Montaño Toro, matrona en el centro Chapoteos, en Madrid. En primer lugar, la capacidad de flotación e ingravidez que proporciona el agua favorecen la libertad de movimientos de la embarazada, lo que permite que pueda realizar ejercicios que en seco serían arriesgados por la posibilidad de esguinces, lesiones, dolor e incomodidad. Además, al disminuir el efecto de la gravedad, se reduce la presión que sufren las articulaciones de la gestante, relaja la zona lumbar, peso sobre las rodillas, tobillos, etc.
“Debemos pensar que el parto y el posparto son pruebas físicas y mentales importantes, es como correr una maratón: vamos a poner nuestro cuerpo y nuestra mente a prueba. ¿Por qué no entrenarnos para llegar de la mejor manera posible?”, cuestiona Montaño. “Realizar ejercicio físico en el agua hace que la madre respire de forma consciente y controlada, aumentando su capacidad pulmonar y de esta forma se va entrenando para llegar al parto adecuadamente”.
¿Puedo nadar durante todo el embarazo?
La natación no sólo propicia que la madre se relaje, este deporte también tiene menos riesgo para el feto, ya que en el entorno acuático se reduce el riesgo de sufrir un traumatismo, alguna caída o un movimiento brusco.
La madre puede elegir el estilo que mejor se adapte a ella, ya sea braza, crol o espalda y cambiar al que quiera cuando su cuerpo pida otro estilo. Respecto a cuándo puede empezar a nadar y cuándo debería parar, Montaño indica que hay muchos mitos alrededor de la pregunta ¿hasta qué etapa puede nadar una embarazada?
“La embarazada puede iniciar la actividad desde el primer momento del embarazo, siempre que su obstetra le dé el consentimiento, y puede finalizar la actividad el mismo día que se ponga de parto. De hecho, cuanto más avanzado está el embarazo mayores beneficios notará la mujer al salir del agua y lo cierto es que más les apetece estar en un medio en el que pesan menos”, aclara. “No es cierto que deben abandonar las clases en el tercer trimestre ni que hay mayor riesgo de infección en las piscinas, puesto que son muchas las barreras que protegen al bebé (pH de la vagina, flujo, tapón mucoso, membranas, líquido amniótico…)”.
Entre los principales beneficios que aporta esta disciplina deportiva destaca:
La sensación de liviandad permite que las articulaciones se liberen.
La posición horizontal facilita una mejor distribución del peso del cuerpo sin sobrecargar una zona en particular.
Al ser una actividad aeróbica, mejora el sistema cardiorrespiratorio.
Proporciona tonicidad a los músculos, ejercitando brazos, espalda, zona abdominal y piernas, por lo que se la considera una actividad completa.
Contribuye a relajar las zonas más sobrecargadas durante el embarazo. Son comunes los dolores de espalda o de cintura provocados por la redistribución del peso del cuerpo y la típica postura de mujer embarazada.
Ayuda a controlar la ganancia de peso.
Ayuda a sentirse ágil, activa y a gusto consigo misma.
Aumenta niveles de endorfinas y por tanto la sensación de bienestar.
“El ejercicio físico forma parte de un estilo de vida saludable, por tanto tal y como nos indican desde la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) debemos continuar con estos hábitos si ya los teníamos o iniciarlos, ya que el embarazo es un buen momento para ello. Recomiendo ir a clase tres o cuatro veces a la semana y practicarlo 30 minutos cada día. Si es la primera vez se debe comenzar con 5 minutos al día y aumentando 5 minutos a la semana, no más de 45 minutos”, concluye.
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Por Confirmado: Gabriella Garcés