La alemana completó en junio la adquisición de la estadounidense
Monsanto, condenada por no avisar de los efectos del glifosfato, afronta 5.000 demandas por este mismo motivo
Dewayne Johnson, el jardinero estadounidense que demandó a Monsanto por no alertar sobre el glifosfato. REUTERS
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La condena a Monsanto a pagar 289 millones de dólares (252 millones de euros) a un jardinero por no informar de los efectos de uno de sus herbicidas, provocó ayer una fuerte caída en las acciones de Bayer, que completó hace pocas semanas la compra de Monsanto por 63.000 millones de dólares (55.000 millones de euros). La farmacéutica y química alemana bajó un 10,3% en la Bolsa de Fráncfort y un 12,3% en la Bolsa de Madrid. Según Reuters, esta supone la primera de más de 5.000 demandas similares en Estados Unidos a las que Monsanto se afronta por la exposición al glifosato.
Aunque este producto, el herbicida más utilizado en el mundo y el más vendido de Monsanto, se lleva usando desde 1976, en 2015 la Organización Mundial de la Salud lo calificó como “probable cancerígeno”. Estas opiniones no son compartidas por las autoridades científicas europeas (ECHA y EFSA) y las de países como Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Monsanto deberá indemnizar a Dewayne Johnson, un jardinero estadounidense, puesto que el jurado consideró que la multinacional ocultó la peligrosidad del compuesto con el que trabajó durante años y que le ha provocado el cáncer que padece, un linfoma no Hodgkin, un cáncer que afecta a los glóbulos blancos de la sangre.
Los primeros síntomas de la enfermedad de Johnson se manifestaron en forma de sarpullidos, que llegaron a alcanzar el 80% de su cuerpo. Este jardinero trabajó en un colegio de San Francisco y utilizó Roundup hasta 120 veces en cuatro años. El jardinero afirmó que utilizó toda la protección posible porque “si podía matar a plantas, quizás también podría matarle a él”.
En diciembre, la Comisión Europea renovó la licencia del glifosato para los próximos cinco años con el respaldo de 18 países, entre ellos España, a pesar del intenso debate sobre su seguridad. Por tanto, recalcó ayer que esta autorización “está basada en evidencias científicas” y subrayó que los países tienen total libertad para prohibir el uso o no de este tipo de sustancia.
Asimismo, no quisieron comentar la decisión del tribunal californiano. “No comentaremos un caso judicial individual en Estados Unidos”, explicó el portavoz comunitario Christian Spahr. Por su parte, Alemania y Francia han tomado medidas para eliminar el uso del herbicida. Desde el Ministerio de Medio Ambiente alemán, subrayaron que la sentencia de Monsanto es una cuestión de salud y recordaron que el Gobierno alemán defiende la eliminación del glifosato, porque un uso masivo de este herbicida afecta a la biodiversidad.
Bayer defiende que el glifosato no es un agente cancerígeno, ya que lo respaldan más de 800 estudios científicos y conclusiones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) que “demuestran” que el producto químico es seguro para el uso humano. La multinacional anunció que apelará la sentencia y mantendrá su producción, porque “continúa siendo una herramienta vital, efectiva y segura para los agricultores y otros usuarios”, defendió ayer Carlos Vicente, director de Asuntos Corporativos de la compañía para España y Portugal.
La farmacéutica se muestra optimista ante el recurso que presentará su filial Monsanto contra dicha sentencia, alegando que el “uso correcto” de este herbicida es “seguro”, aunque la compañía farmacéutica subrayó que ambas empresas “operan de manera independiente”.
El glifosato es un herbicida no selectivo de amplio espectro utilizado en agricultura y silvicultura para el control de las malas hierbas. Es el principio activo de Roundup.
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