Los tiros al aire volvieron. La Guardia Nacional Bolivariana contuvo por tercera vez, y menos de 72 horas, un saqueo en una tienda de La Curva de Molina. Agresivos compradores estremecieron la entrada de la sucursal de la cadena. En la confusión mujeres con niños fueron golpeadas por los uniformados.
A las 10.00 de la mañana los trabajadores escucharon las ráfagas de disparos. El personal corrió a refugiarse. Un equipo antimotín de la GNB accionó las armas ante la violencia en las inmediaciones donde se organizaba la cola de compradoras. Un forcejeo entre mujeres detonó la agresión.
“Y llegaron las mujeres de la Policía Nacional a dar palo con los rompehuesos (rolos policiales). Querían desalojar”, relata César Sulbarán, luego de socorrer a su compañera que quedó en medio de la reyerta. La joven mostró impactos de golpes en su pierna.
“La gente se pone nerviosa porque todos quieren comprar”, asegura José Villalobos, transeúnte de La Curva, quien en un intento por recoger imágenes del caos abanicó amenazas de los cuerpos de seguridad. “Y es que agarraron por el pelo a una guajira y la tiraron al piso. Dieron patadas”, lamenta.
En una unidad militar retuvieron a las más alzadas. Quienes alteraron el orden pagaron con detención preventiva. Una hora después de los hechos, un niño de tres años no consiguió a sus padres. Los funcionarios de la Policía radiaron la presencia de un infante sin protección familiar.
La venta de 600 bultos de pañales causó el arrebato. En dos días se ordenó la salida de los paquetes. El control se logró el lunes. Ayer, la ola de mujeres y hombres triplicó la capacidad de comercialización. La desesperación reinó al anunciarse la baja de inventario.
A las 11.30 de la mañana, militares, policías, funcionarios de instituciones públicas y trabajadores aguardaron el cierre de las ventas. La tensión se contagió entre la población que esperaba en la avenida bloqueada por horas.
Las Fuerzas Armadas destacaron un contingente. Estará en la tienda para resguardar los bienes y la seguridad. Son responsables de organizar las colas. Adentro del supermercado más militares se ubican en los pasillos y las cajas registradoras.
Por Yasmín Ojeda
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