El app delata cuáles de tus amigos nunca han usado la opción de Historias, y prioriza conocidos con los que casi no tenemos contacto. Mientras tanto, Internet se está plagando de ‘memes’ que dicen ‘ya no más’.
La función Historias de Facebook incorpora un nuevo elemento a su configuración estilo-Snapchat, estilo-Instagram, estilo-WhatsApp, estilo Esto-Ya-Lo-Hemos-Visto.
Se trata de unos perfiles «fantasma» que colorean de tonos grisáceos a nuestros amigos que nunca han usado esta opción (The Verge fue el primero en notar esto). En cambio, los que sí la han «disfrutado» (o padecido) gozan de todos los colores. ¡Viva la expresión del momento!
Lo más irritante de esta selección es que no parece estar basada en un algoritmo que informe a Facebook sobre la naturaleza de la relación con estas personas… posiciona en primer lugar a ex compañeros de trabajo con los que apenas me comunico y, en cambio, sitúa más atrás a mi pareja, una de mis mejores amigas, mi hermano, mi padre.
¿No es Facebook la red social por antonomasia para que estemos conectados con nuestros seres más queridos? Sin ofender, siento que esta actualización coloca en primer lugar a semi-desconocidos y desplaza a las personas con las que más quiero charlar. Y no sólo las corre de lugar: además, las «buchonea» (en Argentina llamamos de esta forma al acto de señalar con un dedo a alguien que ha hecho algo mal). Facebook, te has transformado en un chismoso, que delata a quién se ha quedado fuera de esta tendencia que desea promover.
Si nos olvidamos por un momento de esta actitud juzgona, otro aspecto que nos indigna es que Facebook ya ha utilizado estrategias similares para encauzar nuestra mirada en los productos que la red social desea que consumamos. Facebook Live, por ejemplo. El que haya sufrido una cadena de notificaciones de las transmisiones más insignificantes de videos en vivo de sus contactos de Facebook que levante la mano.
Ni siquiera estamos tocando el problema más de fondo: la copia feroz y despiadada de una aplicación que se erige firma como reina de los millennials. Sí, nos referimos de Snapchat. Instagram Stories clonó de una forma casi exacta la lógica de los snaps en agosto de 2016 (comparamos ambos apps en este video). Luego, más recientemente, siguieron el mismo y tenebroso camino WhatsApp y hasta Microsoft con Sprinkles.
Facebook está en la cúspide de la montaña vergonzosa de «influencias» (¡copias!) porque trata de imponer este uso de varios modos posible.
Historias de Facebook no sólo aparece ubicada en una posición privilegiada dentro del app móvil de la red social (arriba de todo, en un carrousel horizontal) sino que, además, aparece si deslizamos el dedo de izquierda a derecha nos encontramos (ay, caramba) con la cámara selfie.
Ella apunta directamente a nuestros ojos, desprevenidos, para que cometamos la tentación de hacer clic, y estampemos sobre nuestro rostro algún filtro ridículo. También podemos elegir fotos antiguas de nuestro carrete o podemos tomar fotos regulares. Pero a Facebook se le olvidan detalles que en el universo millennial son muy importantes, y que no se conforman con la destrucción automática a las 24 horas.
Si alguien toma una captura de pantalla de tu foto, Snapchat te avisa, con un signo especial de color verde. Si usas imágenes anacrónicas (¡fuera lo viejo!), Snapchat le informa a los que ven ese snap que se trata de algo que sucedió otro día (enmarca esos snaps antiguos con un recuadro color blanco). Todas estas sutilezas se le escapan a Facebook, que imita, clona, replica (¿otro sinónimo?) a Snapchat y lo hace de una forma muy exagerada, con filtros movedizos que dan vértigo, colores chillones y varitas mágicas para agregar stickers inmaduros. Abracadabra, y tendrás un snap psicodélico y excesivo.
No soy la única que dice «basta, por favor» a la catarata de imitaciones de Snapchat que circulan por ahí y que pide que sus amigos más cercanos no se conviertan en fantasmas. Internet se estuvo llenando de memes.
CNET/Mariana Marcaletti