La presidenta Michelle Bachelet aseguró este martes que Chile atraviesa por «una crisis de confianza muy importante» a raíz de los escándalos de corrupción política y empresarial surgidos en los últimos meses, alguno de los cuales afecta incluso a familiares cercanos suyos.
Bachelet dijo durante un desayuno con medios de comunicación chilenos que esta crisis no se originó en su administración, sino que se arrastra desde hace varios años, y consideró que es el momento propicio para realizar los cambios para transparentar la relación entre la política y los negocios.
«Tenemos una crisis de confianza muy importante, que no es sólo de ahora, no es un proceso iniciado en este Gobierno (…) Esta crisis es una verdadera oportunidad para hacer la reforma y los cambios», dijo en unas declaraciones que recogió Radio BioBio.
Bachelet se mostró preocupada por el «clima de sospechas frente a todo» que se ha instalado ante la seguidilla de informaciones que han aparecido en la prensa sobre supuestas irregularidades cometidas por políticos, y consideró que hay un intento por involucrarla a ella en los casos que está investigando la Justicia.
«Lo que uno puede inducir es que hay algunos tratando de que me llegue a mí», dijo Bachelet.
La presidenta alega que desconocía totalmente los negocios inmobiliarios por los que son investigados por la Fiscalía su hijo, Sebastián Dávalos, y la esposa de éste, Natalia Compagnon, ambos imputados por tráfico de influencias y uso de información privilegiada.
«A mí me preocupa ese clima que se ve en varios medios muchas veces, porque así no es Chile,eso no es Chile ni este Gobierno,s ni todos los chilenos son corrupto, ni todos los políticos son corruptos, ni todos los empresarios son corruptos», enfatizó.
Otro escándalo candente es el llamado caso Penta, un grupo empresarial que está siendo investigado por fraude al fisco y aportes irregulares a campañas políticas, principalmente de parlamentarios del partido opositor Unión Demócrata Independiente (UDI).
La investigación de Penta llevó a indagar a la empresa Soquimich, la mayor productora de nitratos y fertilizantes del mundo, que está controlada por Julio Ponce Lerou, exyerno del dictador Augusto Pinochet.
La Fiscalía investiga a Soquimich porque sospecha que la empresa financió de manera irregular a políticos, tanto de derecha como de izquierda, mediante boletas falsas por servicios que nunca se cumplieron y que permitían a la compañía reducir su base imponible y pagar menos impuestos.
Esta polémica llegó hasta el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, que antes de llegar al Gobierno emitió boletas a la empresa del operador político Giorgio Martelli, quien a su vez está vinculado a Soquimich.
Bachelet respaldó hoy a Peñailillo y aseguró que ella no debe justificar las actividades privadas que realizó el ministro antes de entrar al Gobierno, en una época en la que ni siquiera había decidido presentarse como candidata a la Presidencia por segunda vez.
Fuente: EFE
