Este fin de semana causó extrañeza que en los alrededores de los Abastos Bicentenario no había colas. La ausencia de interesados en abastecerse de productos a precios regulados, estuvo motivada al hecho de que prácticamente no había nada que comprar.
A pesar de que siguió rigiendo la normativa de solo venderle a quienes les correspondía, de acuerdo al final de su número de cédula, los pocos clientes que entraban se retiraban sin poder llevar lo que buscaban.
El mayor atractivo de estos negocios regidos por el Gobierno nacional, lo constituyen el pollo, la carne, café, papel higiénico y leche en polvo, pero este domingo no había disponibilidad de ellos. Una cliente comentó que temprano había pollo, por lo que a las 9 de la mañana ya se había vendido todo.
Harina de maíz precocido marca PAN había en buena cantidad, pero solo se permitía llevar dos kilos por persona. Pocas clientes compraban toallines de papel, a pesar de que había tres pasillos repletos de ellos.
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A media mañana eran pocos los locales del mercado periférico de Candelaria donde se podía adquirir pollo. Comerciantes refirieron que el sábado todo el mundo quería comprarlo. En un establecimiento vendieron 130 cestas de pollo en dos horas, señaló su propietaria. Esto fue posible porque el kilo se ofreció en 95 bolívares.
En el mercado municipal de Naguanagua, los comerciantes no se daban abasto para atender la gran demanda de pollo.
La carne sigue teniendo su clientela fija, a pesar de que los precios por kilo superan los 400 bolívares, dependiendo del corte.
Fuente: El Carabobeño