Hugo Chávez arribó al poder en 1999 con una promesa: diversificar la economía. «No podemos seguir dependiendo únicamente de esa variable exógena que es el precio del barril», dijo Chávez en su primera alocución como Presidente de la República ante la Asamblea Nacional.
Han pasado catorce años desde aquella proclama y el Presidente encargado, Nicolás Maduro, lanzó un mensaje similar al de Chávez. «Se requiere convertir al país en potencia productiva para exportar insumos», dijo la semana pasada.
El propio Maduro habló de la necesidad de crear la Misión Industrialización en una reunión con el Partido Comunista de Venezuela (PCV). «Esa no existe, pero tiene que existir y la vamos a poner en el programa de la patria». El funcionario se sumó así al reclamo de encender el «tercer motor» de la economía que insistentemente repite Jorge Giordani, ministro de Planificación y Finanzas.
A juzgar por el discurso en el alto Gobierno, está claro que el modelo socialista mantiene estancado al aparato productivo y que aún en ese ámbito hay pocos logros que exhibir.
Los datos del Banco Central de Venezuela (BCV) indican que 96% de los ingresos de la nación dependen de la renta petrolera. Muestran también que el año pasado la industria manufacturera apenas creció 1,8%, muy por detrás del rendimiento que muestra el comercio, las telecomunicaciones o las instituciones financieras.
Si se analiza la evolución de la actividad manufacturera de los últimos años se observa que la actividad manufacturera ha perdido peso en su aporte al Producto Interno Bruto (PIB), al pasar de 17,4% en 1998 a 13,9% al cierre de 2012.
Lo ocurrido con las exportaciones no petroleras tampoco es favorable. En 2005 llegaron a su máximo nivel al tocar los 7 millardos de dólares. En 2012 las ventas externas apenas totalizaron 3,7 millardos de dólares, 15% menos que en 2011.
Son indicadores que explican el diagnóstico de los voceros del Ejecutivo nacional. Sin embargo, las autoridades no logran definir una política industrial tras catorce años de Gobierno y continúan repitiendo medidas poco exitosas.
Sin soluciones
Víctor Álvarez, ex ministro de Industrias Básicas y Minería, resumió lo ocurrido en política industrial en los últimos años. «La lección fue clara: apostar a la desaparición de la economía capitalista sin haber creado antes la nueva economía socialista es el atajo perfecto para quedar atrapados en un círculo vicioso de caída de la producción, escasez, acaparamiento, especulación, inflación, desempleo y creciente malestar social», expresó en un artículo en el que reclama la urgencia de consolidar un nuevo modelo productivo.
Pero la receta anunciada por Maduro la semana pasada sólo apunta a una inyección de recursos para el Fondo Bicentenario y al abaratamiento de los créditos para el sector manufacturero, medidas aplicadas en los últimos catorce años sin resultados.
La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) ha señalado en varias oportunidades que el problema del sector manufacturero no es de créditos y que sin otras políticas no habrá resultados distintos. «Para nada es un problema de financiamiento», dijo recientemente Carlos Larrazábal, presidente de Conindustria.
Ese gremio ha advertido que la sobrevaluación del bolívar, los controles de precios prolongados, las trabas para obtener materia prima, los retrasos en la obtención de las divisas y la deficiente infraestructura, especialmente portuaria, son temas que deben revisarse para lograr un impulso a la actividad manufacturera.
Elevar el número de establecimientos industriales es otra de las exigencias, ya que Venezuela es uno de los peores países de la región en cantidad de industrias, si se toma en cuenta su densidad poblacional.
Fuente: EU