Digamoslo ya, desde el principio (sobre todo para los puristas de los autores originales de los inventores, si es que existe tal cosa): seis años antes de que lo desarrollaran Gray y Bell, el italiano Antonio Meucci ya disponía del invento del teléfono. Lo que hizo Alexander Graham Bell, en realidad, fue imaginar una infraestructura más orgánica para tal invento.
Sea como fuere, además de este invento, el fotófono resulta más fascinante, enrealidad es una especie teléfono de luz.
El fotófono consistía en un espejo que refleja la luz solar, montado sobre un soporte que vibra con la voz, de forma que la luz reflejada sea recibida por un espejo parabólico y concentrada sobre una célula de selenio que traduce la señal en sonido audible en un receptor telefónico, tal y como explica Santiago Álvarez en su libro De mujeres, hombres y moléculas.
Así pues, el inventor del teléfono fue asimismo un precursor de la transmisión óptica de señales, que hoy denominamos fotónica.
El fotofóno fue patentado el 18 de diciembre de 1880, pero la calidad de comunicación permaneció siendo pobre y la investigación no fue continuada por Bell. Con todo, poco antes de su muerte, le dijo a un reportero que el fotófono era «el mejor invento [que he] hecho, más grande que el teléfono
Posteriormente este invento sirvió como base al desarrollo de las comunicaciones utilizando fibra óptica y láser.
Ernst Ruhmer Technical World Cover 1905
La comprensión del fenómeno de la reflexión de la luz constituye otra historia. La teoría de la extromisión defendida por Euclides y Ptlomeo, entre otros, mantenía que la luz sale de los ojos del observador. En sentido contrario, la teoría de la intromisión (la luz entra por los ojos) fue defendida por Aristóteles y rescatada por Avicena en el siglo X.
Si aún estáis un poco enfadados con el hecho de que a Bell se le adjudique injustamente el invento del teléfono (o incluso del fotófono), entonces quizá convendría ver el siguiente vídeo, donde se expone que la idea de Autor tiene algo de religioso o romántico, así como la idea de Inventor; y, que dada la estructura de la historia de la innovación en el mundo, deberíamos empezar a darle menos importancia romántica a los inventores o descubridores, y más a los ecosistemas donde se producen tales inventos y descubrimientos.
Fuente: Xataka
Por: María Laura Espinoza
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