Especialistas afirman que no se pueden utilizar los beneficios sociales ni remunerativos, como el ticket alimentación, para sustituir el sueldo
El nuevo salario mínimo de 11.577,78 bolívares, anunciado por el presidente Nicolás Maduro el miércoles, representa un alza de 20% con respecto al anterior, que era de 9.648,18 bolívares. Sin embargo, no compensa el incremento de los precios de los bienes y servicios que, según cifras del Banco Central de Venezuela, fue de 180,9% en 2015.
El aumento se traduce en 64 bolívares diarios y no alcanza para un perro caliente, cuyo precio promedio está en 300 bolívares. Con esa cantidad tampoco se puede comprar un café pequeño, que no se vende por menos de 90 bolívares, o una lata de refresco que cuesta hasta 350 bolívares. Tampoco es suficiente para pagar 2 multiabonos del Metro de Caracas, pues cada uno cuesta 36 bolívares.
Con el incremento los trabajadores recibirán 1.929,60 bolívares más al mes. Con ese dinero se pueden adquirir 2 arepas reina pepeada, cada una cuesta 800 bolívares. Si la idea es comprar vegetales solo sería suficiente para 2,1 kilos de cebolla, cuyo precio va desde 900 bolívares el kilo. También alcanzaría para 2,7 menús ejecutivos de 700 bolívares cada uno.
Retroceso. El abogado laboral León Arismendi explicó que la decisión del Ejecutivo de subir los tickets alimentación a 13.275 bolívares por encima del nuevo salario mínimo, representa un retroceso en lo que se refiere a las luchas de los trabajadores para que el ingreso les fuera reconocido como parte del salario, para que así tenga incidencia en los beneficios laborales.
“Maduro está acabando con las prestaciones sociales no solo por ser el responsable de la inflación, sino porque con el aumento de los tickets alimentación no solo margina a los pensionados y jubilados, que no reciben este beneficio, sino que también permite que no tenga injerencia sobre el pago de utilidades, vacaciones, horas extras y todos los beneficios que se calculan con base en el salario”.
No es la primera vez que un gobierno reacciona de la manera como lo está haciendo Maduro, según León Arismendi. Recordó que durante el gobierno del fallecido presidente Jaime Lusinchi se llevó a cabo un aumento de los llamados bonos compensatorio, bono de transporte y bono de alimentos por encima del salario mínimo.
“Con la diferencia de que en aquel entonces la Corte Suprema de Justicia determinó que el bono compensatorio formaba parte del salario porque se calculaba con base en lo que ganaba cada trabajador y, por tanto, debía tener incidencia en el resto de los beneficios contractuales. Tristemente ahora el Tribunal Supremo de Justicia no va a salir en defensa del trabajador”.
La economista Tamara Herrera dijo que el incremento de 20% del salario mínimo y de 97% de los tickets de alimentación significan un aumento del ingreso del trabajador de 52% en total. Sin embargo, advirtió que la omisión del presidente Maduro al momento de tomar medidas para incentivar la producción conduce a que los costos para la industria se incrementen y a la larga se atenta contra el empleo. “Están acabando con los puestos de trabajo al no hacer nada para impulsar la producción nacional”, afirmó.
BLANCA VERA AZAF
El Nacional Web