Reuters
Al menos 200 personas, entre ellas 35 extranjeros, murieron y centenas resultaron heridas este domingo en atentados contra tres iglesias que celebraban la misa de Pascua y cuatro hoteles de lujo en Sri Lanka.
Inicialmente se había informado de 138 muertos y 400 heridos, sin embargo, con el pasar de las horas el balance de fallecidos aumentó.
Ante la gravedad de la situación, el gobierno ordenó un toque de queda de duración indeterminada que entró en vigor este domingo y el bloque temporario de las redes sociales.
El balance de los atentados podría agravarse pues se registraron más de 300 heridos en estos ataques de una violencia inusual, que todavía no fueron reivindicados.
Se trata del episodio más violento ocurrido en el país desde el fin de la guerra civil, hace una década.
Fuentes médicas indicaron que entre los 160 fallecidos se encontraban ciudadanos británicos, holandeses y estadounidenses. Además entre los heridos figuran británicos y japoneses. Un portugués también falleció, según la agencia de noticias portuguesa LUSA.
Por la mañana, en Colombo, se produjeron ataques en tres hoteles de lujo y en una iglesia que causaron al menos 64 muertos, según una fuente policial.
Por la tarde, al menos dos personas murieron en una nueva explosión en un cuarto hotel, situado en Dehiwala, en la periferia sur de la capital. En Orugodawatta, al norte de Colombo, un kamikaze se inmoló en un edificio y mató a tres policías, según la policía.
En Negombo, al norte de la capital, 67 personas perdieron la vida en una iglesia y otras 25, en una iglesia de Batticaloa, en el este de la isla.
“Ataques cobardes”
En un video filmado en una de las iglesias atacadas se veían numerosos cuerpos descuartizados por el suelo, lleno de escombros y de sangre. La explosión fue tan fuerte que provocó el desprendimiento de parte del techo.
El primer ministro esrilanqués Ranil Wickremesinghe calificó los ataques de “cobardes” e hizo un llamado por la unidad del país.
El jefe de la policía de Sri Lanka, Pujuth Jayasundara, alertó hace diez días en una nota a los oficiales de alto rango de que un grupo musulmán radical planeaba ataques suicidas contra “iglesias importantes”.
“Una agencia de inteligencia extranjera ha señalado que el NTJ (National Thowheeth Jama’ath) planea llevar a cabo ataques suicidas contra iglesias importantes así como la embajada india en Colombo”, señaló la alerta, vista por la AFP.
El NTJ es un grupo musulmán radical de Sri Lanka que se dio a conocer el año pasado cuando fue implicado en actos vandálicos contra estatuas budistas.
Por su parte, el ministro de Finanzas, Mangala Samaraweera, tuiteó por su parte que los ataques habían matado a “numerosos inocentes” y parecían “un intento coordinado para provocar asesinatos, caos y anarquía”.
En un día tan especial para los católicos, el papa Francisco expresó dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza San Pedro del Vaticano su “tristeza” y se declaró cerca de “todas las víctimas de una violencia tan cruel”.
Por su parte, la Unión Europea condenó los ataques y afirmó estar dispuesta a ayudar al país. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, afirmó que los ataques fueron “actos contra todas las creendcias y confesiones”.
“Escenas horribles”
Las primeras explosiones que se registraron tuvieron lugar en la iglesia de San Antonio, en la capital, y en la iglesia San Sebastían de Negombo.
“Atentado contra nuestra iglesia, por favor, vengan a ayudarnos si familiares suyos se encuentran aquí”, publicó la iglesia de San Sebastián en su página Facebook.
En un primer momento, la policía precisó que se habían producido explosiones en seis lugares por la mañana, sobre todo en la capital, donde tres hoteles de lujo y una iglesia fueron atacados. Un séptimo atentado tuvo lugar por la tarde.
Al menos, una de las víctimas falleció en el Cinnamon Grand Hotel de Colombo, ubicado cerca de la residencia oficial del primer ministro, indicó a la AFP un responsable de este establecimiento.
En el hotel Shangri-La, situado cerca de allí, un fotógrafo de la AFP constató importantes daños en un restaurante del segundo piso, con las ventanas destruidas y los cables colgando del techo.
El ministro de Reformas Económicas, Harsha de Silva, dio cuenta en Twitter de “escenas horribles” en la iglesia de San Antonio y en dos de los hoteles atacados, que visitó.
“Vi fragmentos de cuerpos desperdigados por todas partes”, tuiteó, añadiendo que había “muchas víctimas, incluyendo extranjeros”.
Sri Lanka, con una población de 21 millones de habitantes, es un país mayoritariamente budista que cuenta con unos 1,2 millones de católicos.
Junto al 70% de budistas, los hinduistas representan un 12%, los musulmanes un 10% y los cristianos un 7%.
Los católicos son percibidos como una fuerza unificadora ya que tienen adeptos tanto entre los tamiles como los cingaleses.
Sin embargo, algunos cristianos son mal vistos porque apoyan las investigaciones exteriores sobre los crímenes presuntamente cometidos por las fuerzas armadas contra los tamiles durante la guerra que culminó en 2009.
Según la Organización de Naciones Unidas, el conflicto de 1972 a 2009 dejó entre 80.000 y 100.000 muertos.
Agence France-Presse
Por Claudia Miño