Desde tiempos ancestrales a las piedras preciosas se les atribuyen poderes curativos y propiedades esotéricas. Cada piedra preciosa se asocia además con determinados rasgos de personalidad. ¿Cuál es la tuya?
Puede tratarse de una simple cuestión de gustos, pero tradicionalmente a las piedras preciosas y semipreciosas se les atribuyen propiedades que tienen que ver con nuestro momento vital y nuestra personalidad.
Su forma y sus colores, que simbolizan armonía y poder, pueden revelarnos cosas sobre nosotros mismos. Existe incluso una disciplina, la cristaloterapia, que estudia el uso de los cristales y piedras como fórmula de medicina alternativa para curar o paliar dolencias, supuestamente a partir de la ‘vibración’ de las piedras. Al no tratarse de una disciplina verificable está considerada como una pseudociencia. Pero es cuando menos curioso, ¿no?
Estas son algunas de las piedras preciosas y las porpiedades y rasgos de personalidad a las que se asociación.
Malaquita verde:
Es una piedra por la que se sienten atraídos aquellos que están atravesando un cambio vital importante, un cambio que puede ser el orden práctico y material o en el espiritual. Simboliza sabiduría, prosperidad y abundancia. Sentirse atraído por esta piedra es un buen síntoma.
Esmeralda:
Los rasgos de personalidad asociados a esta piedra preciosa son la sensibilidad y la introspección. Si te sientes identificado con la esmeralda seguramente eres pensativo y profundo y rehúyes las relaciones superficiales. Es también considerada la piedra del amor. Los amantes del esoterismo le atribuyen todo tipo de propiedades curativas, se cree que es una de las piedras que más pueden contribuir a nuestra paz interior.
Rubí:
El dinamismo, la fuerza y la vitalidad son los rasgos definitorios de quienes se sienten identificados con esta piedra, que destaca por hacer gala de sus imperfecciones. Es también signo de inteligencia y honor. Quienes sienten el rubí como su piedra no tienen miedo de asumir riesgos en la vida. En la antigüedad se le atribuían poderes místicos hasta el punto de que se pensaba que quienes los portaban podían predecir su futuro. Se dice que incrementa la confianza y ahuyenta los malos pensamientos.
Amatista:
Es una de las piedras mejor valoradas por quienes se dedican a la sanación. Indica sabiduría y autoconfianza. Las personas que se identifican con la amatista suelen prácticas y lúcidas, especialmente dotadas para gestionar los asuntos cotidianos y resolverlos con éxito. La intuición es otra de sus señas de identidad.
Topacio:
Es una piedra propia de creadores y los artistas. Denota tranquilidad y paz de espíritu. Quienes se sienten identificados con el topacio se sienten serenos e inspiran serenidad en los demás. Eso sí, son personas que necesitan un espacio propio, un tiempo personal que les permita mantener esa calma interior, lo que no significa que sean insociables. Aunque ahora el mercado está copado por el topacio azul, lo cierto es que hay también topacios amarillos, naranjas, rojo y rosa (estos últimos son los más variados).
Diamante:
El diamante es el material más duro que existe. Así son también quienes se adscriben a esta piedra: personas caracterizadas por su fortaleza y rectitud. Se trata de personas ambiciosas, que buscan el éxito en la vida. Se le atribuyen muchas propiedades curativas y en la antigüedad se empleaba para protegerse de los venenos.
Ópalo:
El ópalo es la piedra de la gente apasionada, que vive al galope de sus mociones. Son personas vivaces, abiertas, terrestres, a las que les gusta estar rodeadas de amigos con los que divertirse. Lo peor que se te puede hacer es privarte de tu libertad.
Turquesa:
La elección de la turquesa denota un carácter fresco, creativo e innovador. Con ambición en la vida. Son personas comunicativas, que necesitan tener muchos amigos y relacionarse a menudo con ellos. No obstante, en ocasiones, su hipersensibilidad puede llevarles a aislarse temporalmente. Se cree que el nombre de Turquesa proviene de que en la antigüedad se comercializaban desde Turquía. En Oriente es considerada desde tiempos ancestrales como una piedra de la suerte, un amuleto que además protege contra el mal de ojo.
Informe21