Juan Carlos Miranda, de 11 años, almorzó a las 2:00 de la tarde del domingo en su casa de Colinas de Plan de Manzano en Caracas. Escuchó detonaciones en la calle y por curiosidad subió las escaleras que van desde su residencia hasta la vía pública para ver que sucedía, informóEl Pitazo.
Al asomarse, observó que un hombre había sido asesinado y en el sitio habían dos delincuentes. Corrió asustado por las mismas escaleras, pero esta vez en dirección contraría. Al mismo tiempo, uno de esos mismos antisociales lo siguió. Antes de llegar a la puerta de su casa, el joven recibió dos disparos, uno en el abdomen y otro en el cuello.
Entró mientras la sangre caía por el piso de la sala. Buscaba a su padre, que estaba acostado en una habitación, para que lo auxiliara, según el testimonio de Gilberto Miranda, tío de la víctima.
Las heridas provocaron que el niño sangrara por la boca, mientras su familiar intentaba ayudarlo. “Se le murió en los brazos”, contó otro de los allegados. A pesar que ya había perdido la vida, lo llevaron a un centro asistencial, pero no había nada que hacer.
Juan Carlos estuvo a pocos días de cambiar su camisa blanca de sexto grado por la azul con la que iba a comenzar su primer año de bachillerato. Según conteo periodístico, su homicidio queda registrado como el 193 en el que las víctimas son niños, niñas o adolescentes, en municipios de la Gran Caracas.
Fuente: El Nacional
