La buena noticia, para los turistas, es que podrán acercarse más que nunca a la Fontana de Trevi. De hecho, podrán pasearse por un puente suspendido a pocos metros de las estatuas. “Restauración-show” es la expresión empleada por los medios italianos para definir las obras que ayer inauguró el alcalde de Roma, Ignazio Marino, y que también permitirán a los visitantes seguir tirando las famosas monedas. Eso sí, no será en el célebre estanque de la fuente sino en una bañera más pequeña instalada en el centro del monumento. Porque, y aquí llega la mala noticia, la Fontana ya ha sido vaciada de agua y permanecerá bajo el cuidado de alambres y restauradores por lo menos hasta 2015.
La operación a la vieja fuente se volvió necesaria después de que varios desprendimientos activaran una alarma que en Italia suena últimamente a menudo, de Pompeya al Coliseo. Y como para el monumento más simbólico de Roma, la fontana también será restaurada por un privado, a falta de dinero público: Fendi, firma romana de la moda.
Las obras costarán más de dos millones de euros y la fuente ya está rodeada por paneles de plexiglás que permitirán observar a los empleados y la evolución de su trabajo. La pasarela suspendida se podrá pisar de 16 a 21.30 y, a partir de agosto, de 9.30 a 21.30. Inicialmente el puente dejará acceder a un centenar de personas a la vez aunque el aforo se irá ampliando hasta superar los 200 visitantes. Las obras también contarán con dos pantallas, a los dos lados de la fuente, que irán transmitiendo imágenes antiguas y recientes del monumento, además de sus apariciones cinematográficas. Y el que no quiera perderse ni un minuto de las restauraciones podrá seguirlas en directo en una página web.
“Es fundamental implicar al mecenazgo para la manutención y la restauración de nuestras maravillosas arquitecturas, arqueologías y obras de arte. Es lo que estamos haciendo y creo que es un motivo de orgullo para los privados, como para la casa Fendi”, defendió en la inauguración Marino.
La bañera y las estatuas en mármol y travertino (la piedra caliza típica de Roma) fueron realizadas en 1735 por el arquitecto Nicola Salvi, bajo el encargo del Pontífice Clemente XII. En los últimos años la fuente ha ido notando más el paso del tiempo hasta pedir a gritos y derrumbes una operación. En realidad la casa de moda romana, que pertenece al grupo francés Louis Vuitton, ha lanzado un proyecto más amplio bautizado Fendi for fountains y que prevé la restauración de otras fuentes de Roma, entre ellas las llamadas Quattro Fontane.
El País