Los acreedores que tienen deuda reestructurada de Argentina en 2005 y 2010 bajo legislación de EE UU y Europa y que no han podido cobrar el pasado 30 de julio el vencimiento de intereses por el bloqueo judicial impuesto por el juez de Nueva York Thomas Griesa podrán canjear sus títulos por otros bajo jurisdicción del país sudamericano. Esta es por lo menos la propuesta que ha formulado este martes por la noche en cadena nacional de radio y televisión la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que pretende que así los inversores puedan cobrar. Hace dos meses, su ministro de Economía, Axel Kicillof, ya había anunciado que esta posibilidad se encontraba en análisis y Griesa había reaccionado con críticas.
El juez de Nueva York ya ha amenazado a Argentina con declararla en desacato respecto de su fallo definitivo, el que establece que primero debe pagarles a los fondos buitre y otros acreedores que rechazaron la reestructuración antes que a los que la aceptaron. El desacato podría implicar multas para Buenos Aires, aunque el jefe de Gabinete de Ministros argentino, Jorge Capitanich, ha dicho que el juez no ha explicado aún qué significaría esa calificación. El que fuera secretario de Finanzas del Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) en la refinanciación, Guillermo Nielsen, actual crítico del kirchnerismo, ha opinado que un desacato implicaría que Argentina, sus provincias y sus empresas queden marginados del sistema financiero internacional por años.
Pero la postura de Fernández se basa en que Argentina tiene la obligación de pagar al 92,4% de acreedores que aceptó la reestructuración de la deuda. Por eso, enviará este miércoles un proyecto de ley para ofrecer un canje voluntario de bonos impagos por el bloqueo judicial de EE UU por otros bajo jurisdicción de Buenos Aires. “Es una opción, no una obligación”, aclaró la jefa de Estado. Algunos fondos de inversión norteamericanos disponen de reglamentos internos por los que no pueden invertir en activos sin legislación de su país, pero también puede ocurrir que ante la moratoria del 30 de julio los vendan a otros operadores sin esa clase de restricciones.
El proyecto de ley será debatido por un Congreso en el que el kirchnerismo cuenta con mayoría absoluta en ambas cámaras, aunque en los últimos días en la de Diputados estaba poniéndose en duda la fidelidad de algunos de sus representantes. Por ejemplo, el pasado domingo Fernández ha perdido el apoyo del gobernador de la provincia sureña de Río Negro, Alberto Weretilneck, que ha decidido respaldar la candidatura del peronista opositor Sergio Massa para las elecciones presidenciales de 2015. No por nada la jefa de Estado dijo este martes que apela a la unidad de todos los políticos de su país con el argumento de que está en juego la “soberanía”.
La iniciativa presidencial también faculta al Ministerio de Economía para busque los instrumentos legales para que los tenedores de deuda reestructurada acaben cobrando lo que no han podido recibir hace tres semanas. Además lo autoriza a remover al actual agente de pago del pasivo argentino, The Bank of New York Mellon, que ha acatado el bloque judicial de EE UU, y a reemplazarlo por un fideicomiso del estatal Banco de la Nación Argentina o por la entidad que los acreedores propongan.
El proyecto además vuelve a reabrir los canjes de deuda de 2005 y 2010 para el 7,6% que los ha rechazado, incluidos los fondos buitre. Fernández recordó que ella y su ministro de Economía habían sido acusados por opositores de “impericia” para negociar con estos inversores especulativos, pero señaló que tampoco los bancos argentinos e internacionales que habían buscado en las últimas semanas comprarles a éstos la deuda impaga desde 2001 habían conseguido pactar con ellos.
En su discurso, Fernández se mostró emocionada, al borde de las lágrimas, cuando recordó a su fallecido marido y la reestructuración de 2005. “Estoy un poco nerviosa, discúlpenme. Realmente siento que estamos viviendo un mucho de mucha injusticia con Argentina”, explicó la viuda de Kirchner. Mencionó el apoyo de toda Latinoamérica y de más de cien académicos de EE UU a la postura de su país y aclaró que esos respaldos no fueron para Argentina en sí sino por “esta cosa loca de querer tumbar la reestructuración de deuda más exitosa, que permitió el crecimiento con inclusión” social después del colapso político y socioeconómico de 2001. También recordó que el Gobierno de Barack Obama llegó a calificar el fallo de Griesa de “extravagante”. Horas antes, el ministro de Relaciones Exteriores argentino, Héctor Timerman, había indicado que aún EE UU no ha respondido formalmente a la demanda que le hizo Argentina ante el Tribunal Internacional de La Haya por esta sentencia. De momento, solo un portavoz del Departamento de Estado norteamericano ha anticipado que su país no aceptaría esa jurisdicción.
Fuente: El País