Forma parte de nuestra rutina diaria, cada mañana dedicamos una buena parte de nuestro tiempo a sacar lo mejor de nosotras. Si bien no debemos abusar ni vivir del exceso una buena máscara de pestañas, el color de labios perfecto y un poco de rubor le abren cualquier puerta a cualquiera o al menos le hacen el día más agradable.
Los laboratorios nos sorprenden con los avances que realizan en sus productos, pero no debemos olvidar que al tratarse de agentes externos, nuestra piel queda expuesta a distintos químicos. Las consecuencias directas no de ni aplicar y remover correctamente el maquillaje se reflejan con más facilidad en los ojos.
La conjuntivitis, la irritación ocular e incluso la blefaritis (inflamación de los párpados) son un llamado de atención que hace el cuerpo ante la forma en cómo aplicas el maquillaje. Recuerda que te dijimos cómo limpiar tus brochas y también te alertamos acerca de todas las bacterias que podrían estar viviendo en tu estuche. Ahora es momento de reflexionar en cómo lo aplicas y si de verdad lo estás removiendo al 100% cada noche.
Un estudio publicado en varios portales de salud, realizado por la Clínica Baviera en España, nos cuenta que estos problemas oculares pueden ir más allá de una mera infección o inflamación. “El exceso de maquillaje no sólo produce efectos molestos o incómodos, sino también infecciones que pueden resultar crónicas”, señala el informe.
Otra de las afecciones más molestas es sin duda la aparición de orzuelos, pues no sólo estéticamente resultan un fastidio sino que necesitan cierto cuidado hasta su desaparición, y además deberás olvidarte del maquillaje por un buen tiempo.
La clave está en no aplicar más de la cuenta y en no abusar del creyón dentro de los párpados. Lo otro es identificar los componentes de cada uno de los productos que aplicas. Si sientes que uno te pone más alérgica o te causa irritación, revisa los ingredientes y trata de compararlo con otro que te sirva de mil maravillas. Una vez que sepas lo que te causa daño descarta todos los productos con ingredientes similares.
La fecha de caducidad también es un factor a tener en cuenta y en la medida de lo posible, trata de no compartir el maquillaje. Velo de esta manera: Si no compartes el cepillo de dientes porque habrías de compartir un lápiz de labios o un delineador de ojos.
Por último, recuerda que el precio no es garantía de nada. Ni las cremas más costosas ni las más baratas son sinónimo de resultados. Fíjate en los ingredientes y a los años en el mercado que tenga ese producto. Siempre hay miles de innovaciones pero a la hora de la verdad, son los clásicos de la farmacia los que se siguen vendiendo.
Fuente:Erika Tipo Web