Calificó de «inédita» la labor de Ramón Guillermo Aveledo en la MUD. Sin embargo, admitió que le sorprendió su renuncia porque, a juicio, debió discutirse previamente «por la confianza» que recibió de la alianza opositora.
Ante la próxima reunión de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) donde se podría establecer el mecanismo para elegir al nuevo secretario de la Unidad, Antonio Ledezma, alcalde metropolitano, aseguró que no planea asumir las riendas de la MUD.
«Para esa responsabilidad hay que querer y poder porque no se trata de un cargo, sino de un encargo (…) Por seriedad, no puedo ni debo», dijo en entrevista para Globovisión.
Detalló que durante las reuniones previas de la MUD se acordó actualizar la estrategia, luchar por el rescate de las instituciones y luchar por los presos políticos.
«Se aprobó una formulación y eso es bueno para todos, porque la Unidad es una gran casa donde caben todos», dijo.
Calificó de «inédita» la labor de Ramón Guillermo Aveledo en la MUD. Sin embargo, admitió que le sorprendió su renuncia porque, a juicio, debió discutirse previamente «por la confianza» que recibió de la alianza opositora.
Para Ledezma son naturales las diferencias dentro de la Unidad. «La Unidad es una institución. La Unidad sigue adelante. Lo peor que podemos hacer es no resolver ya la conducción de la Unidad».
Ledezma indicó que posee una «posición política» que dificulta dejar a quienes votaron por él para el cargo de la alcaldía.
«Lo lógico es que busquemos a un moderador (…) que sirva como puente y una balanza que ayude a la convivencia en medio de la diversidad».
Explicó que estuvo detrás de «La Salida» como un movimiento de «lucha pacífica» impulsado por los estudiantes universitarios.
«Yo tengo una posición política, se me vincula a la llamada Salida, que es un mecanismo de lucha de un pueblo que no puede quedarse de brazos cruzados. Yo estuve promoviendo las manifestaciones pacíficas al lado de los estudiantes».
Añadió que no se puede dejar de protestar en un país donde «aumentan los impuestos, donde los taxistas no consiguen repuestos, no hay máquinas de afeitar, no hay medicamentos y hay jóvenes haciendo cola para conseguir una visa e irse para el exterior».
EL UNIVERSAL