El PSOE aguanta por encima de lo esperado el embate de los partidos emergentes
Susana Díaz, con 47 escaños, iguala los resultados de José Antonio Griñán en 2012
Susana Díaz ha resistido (con 47 diputados) por encima de lo esperado el embate de los partidos emergentes, aunque se queda a 8 escaños de la mayoría absoluta (55 diputados). La llave de un gobierno estable la tiene ahora Ciudadanos (9 diputados). Pero, con los resultados sobre la mesa, Susana Díaz podría plantearse gobernar en solitario, aunque con los acuerdos puntuales que requiere la acción legislativa y la aprobación de los presupuestos.
La apuesta de Díaz de adelantar las elecciones le ha dado, por tanto, parte de los frutos deseados. Porque, por un lado, coloca al PSOE de nuevo como fuerza más votada en Andalucía (el PSOE no lo fue en 2012) y, por otro, iguala los resultados de José Antonio Griñán, en un panorama político mucho más complicado de lo que lo tuvo su antecesor por la irrupción en el debate andaluz de partidos como Podemos o Ciudadanos.
Díaz, Moreno, Maíllo, Rodríguez, Marín y De la Herrán.
Ese triunfo de la socialista de Triana no significa, sin embargo, que el paisaje que se abre a sus pies sea menos complicado. Las posibilidades de formar un nuevo gobierno de coalición son ahora mucho menos evidentes para Susana Díaz. Principalmente, por que ya no suma suficientes apoyos con su socio ‘natural’, Izquierda Unida. El pacto con Ciudadanos no es imposible, pero el partido de Albert Rivera no querrá probablemente comprometer sus aspiraciones a ser igualmente decisivo en las próximas elecciones generales.
Un gobierno en minoría sería, por tanto, la opción más plausible para Susana Díaz, siempre que consiga superar en primera instancia la investidura, para la que también necesitará el concierto (en forma como mínimo de abstención) de alguna de las fuerzas políticas con más peso parlamentario.
El Partido Popular, por su lado, ha recibido el castigo que todos los sondeos le pronosticaban. Con 33 diputados, la candidatura de Juan Manuel Moreno Bonilla se queda a 18 escaños de los 50 que obtuvo Javier Arenas en 2012. Aquella amarga victoria se ha convertido para el Partido Popular de 2015 en una utopía inalcanzable. El PP de Rajoy había confiado en que la incipiente recuperación económica pudiera apuntalar los apoyos que el PP obtuvo en la convocatoria anterior. El desembarco de dirigentes nacionales y ministros, capitaneados por un omnipresente presidente del Gobierno, no ha conseguido convencer al electorado de que, como era su discurso, sólo el PP garantiza la consolidación de la incipiente recuperación económica.
El resultado electoral resulta especialmente adverso para dos fuerzas políticas que se quedan fuera de la Cámara andaluza.
Por un lado, el Partido Andalucista (PA), que tendrá que replantearse su propia supervivencia, ha quedado relegado a un papel irrelevante en la política andaluza pese al peso que llegó a tener hace escasamente una década. Su fracaso se produce en un escenario inicialmente beneficioso para fuerzas mayoritarias, lo cual deja constancia de que el nacionalismo andaluz no es ya una opción para electorado, que ha preferido confiar en otras fuerzas políticas de reciente aparición.
El caso de UPyD es diferente. Por segunda convocatoria consecutiva, la fuerza que lidera Rosa Díez se queda a las puertas del Parlamento, a pesar del trabajo relevante que esta formación ha venido haciendo en los últimos años en la lucha contra la corrupción, de la mano de su coordinador territorial en Andalucía, Martín de la Herrán, abogado de profesión. Los esfuerzos, sin embargo, han resultado vanos, y han demostrado que, al menos en la comunidad andaluza, el partido magenta está pagando el error de no haber concurrido a las elecciones de la mano de Ciudadanos, que ha copado en solitarios los apoyos del electorado del centro ideológico desengañado con los grandes partidos.
Fuente: El mundo.es