El retrato televisado y cautivador que Comey hizo del presidente Donald Trump, “uno sin paralelo en la memoria reciente”, según The Associated Press, podría terminar socavando su joven presidencia.
En tres horas de testimonio televisado a toda la nación y al mundo, visto en hogares, oficinas y hasta en bares como si se tratara de un partido de fútbol, el exdirector del FBI James Comey lanzó el jueves un ataque implacable a la credibilidad del presidente de Estados Unidos.
Comey no mostró el “arma humeante” como prueba —ni el «cadáver», como algunos esperaban— que demuestre que hubo una orden, clara y expresa, del presidente para detener la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones o que haya habido colusión para hacerla.
Pero el retrato televisado y cautivador que Comey hizo del presidente Donald Trump, “uno sin paralelo en la memoria reciente”, según The Associated Press, podría terminar socavando su joven presidencia.
En su testimonio Comey habló sobre cómo, tras su despido como director del FBI, el presidente lanzó una campaña de “mentiras, lisa y llanamente” para desacreditarlo a él y a la agencia investigadora. Dijo haber tomado notas de sus conversaciones con el presidente porque le preocupaba que el mandatario “pudiera mentir” posteriormente sobre las mismas; señaló que desconfiaba tanto del hombre que maneja el país que no quería que lo dejaran solo con él.
“Aunque presentado en forma calmada, deliberada y sin mostrar grandes emociones, el testimonio del señor Comey fue casi con certeza el momento más dañino de un ‘yo acuso’ por parte de un funcionario de seguridad de alto nivel contra un presidente en una generación”, opinó The New York Times.
“El mensaje de Comey, presentado con meticuloso detalle, equivalió a un desafío a los legisladores, al público y al fiscal especial que ahora investiga los posibles vínculos entre la campaña de Trump y Rusia», dijo la AP.
«¿Qué versión cree usted: la del que solía ser el principal funcionario policial de la nación que dio su testimonio bajo juramento de decir la verdad, o el de un presidente con antecedentes de eludir la verdad en asuntos grandes y pequeños?”, preguntó en su análisis la agencia de noticias.
La Casa Blanca y el abogado personal del mandatario defendieron vigorosamente la integridad, del presidente: El presidente no pidió al FBI poner fin a la investigación sobre el exasesor de Seguridad Nacional Michael Flynn; tampoco buscó que Comey le prometiera lealtad; el exdirector del FBI validó una afirmación de Trump —que Comey le dijo en tres ocasiones que él no era personalmente el blanco de la investigación.
En respuesta a preguntas sobre la frase “mentiras, lisa y llanamente”, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, dijo: “Definitivamente puedo decir que el presidente no es un mentiroso, y creo que francamente es insultante que se efectuara esa pregunta”.
Otros defensores del presidente, notablemente el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, optaron por un camino diferente, el de la ingenuidad, para justificar las “inapropiadas” conversaciones en que el presidente pidió que lo dejarán a solas con Comey.
“El presidente es nuevo en esto. Es nuevo en el gobierno, y de esa manera probablemente no era muy conocedor de las protocolos de larga data que establecen la relación entre [el Departamento de Justicia], el FBI y la Casa Blanca”, dijo Ryan.
Despite so many false statements and lies, total and complete vindication…and WOW, Comey is a leaker!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 9 de junio de 2017
Curiosamente, el presidente que a menudo usa su cuenta de Twitter para desmentir, atacar, incendiar los temas del momento y para defenderse, el jueves permaneció completamente en silencio y no fue sino hasta este viernes que tuiteó: “A pesar de tantas declaraciones falsas y mentiras, total y completa vindicación.. y GUAG, Comey es un filtrador”.
Entonces ¿a quién creer?
“A la larga la respuesta a esa pregunta podría no tener un impacto en el desenlace de las investigaciones del FBI y del Congreso sobre el caso de Rusia, y podría no impulsar más a los legisladores republicanos a una ruptura dramática con el líder de su partido», señaló la AP. «Pero sí podría dejar al presidente en una posición peligrosamente débil cuando aún no cumple cinco meses de su período”.
Voz de América