Alto nivel de incertidumbre, una bomba incendiaria para la psique de cualquier persona

Alto nivel de incertidumbre, una bomba incendiaria para la psique de cualquier persona

 

La psiquiatra Rebeca Jiménez analizó el impacto de 22 años de crisis  venezolana en la vida emocional de los ciudadanos, en su libro La Distorsión del Poder, y asegura que toca  aprender la lección y abrazar la esperanza ante los próximos eventos por venir

 

 

El alto nivel de incertidumbre  que ocasionan las crisis políticas, económicas e incluso por territorio, y que llevan al caos, a la violencia y a la desesperanza es una bomba incendiaria para la psique de cualquier persona, afirma la psiquiatra Rebeca Jiménez, especialista en relaciones emocionales.

 

 

En los últimos 22 años,  la especialista venezolana, con más de 30 años de experiencia en diagnóstico, observó con ojo clínico que desde los gobiernos chavistas desmontaban la vida emocional del venezolano, al mismo ritmo que  hacían con el Estado. Y  eso lo halló en “todos los pacientes”.

 

 

Detectó que  el miedo que los movía hacia la supervivencia para  escapar del peligro de la violencia y del riesgo al que estaban expuestas sus vidas, luego de frases y amenazas presidenciales por un bestial aparataje comunicacional, se repetía y generaba patrones de patologías psiquiátricas que la estimularon a analizar científicamente los casos más allá de la emergencia de los pacientes, explica Jiménez, autora de  La Distorsión del Poder, presentado recientemente en la 8va.Feria del Libro del Oeste de la UCAB.

 

 

En ese texto, que se considera el primer abordaje psiquiátrico del impacto que ocasionó la profunda crisis (2000-2019) en la vida emocional de los venezolanos, Jiménez analiza hechos puntuales a partir de las vivencias de 13 de sus pacientes, bajo la óptima jungiana y arquetipos mitológicos.  Lo cataloga como “una forma de honrar el sufrimiento de tantos venezolanos, desde el punto de vista mental y emocional.

 

 

-¿Por qué  el nombre de “distorsión”?

 

 

Al ver qué sucedía en el país y lo que había de común y de estructural en la experiencia muy parecida de miles seres humanos,  me detuve en el hecho de cómo un movimiento político generaba en las personas distorsiones de la realidad, de lo que habían sido los venezolanos antes de la revolución bolivariana. Comenzaron a aparecer elementos que hicieron que no nos reconociéramos, inclusive. Por ejemplo, el fanatismo, el perder el contacto con el otro que es igual a ti, aunque piense distinto; el que el otro es el enemigo que hay que aniquilar, entre otros.  Eso no era a lo que estábamos acostumbrados en los años de democracia. Eso no quiere decir que en el pasado no hubiesen ocurrido guerras, pero nunca fue así.

 

 

-¿Qué hace que esto sea paradigmático?

 

 

-En los años de democracia, ya un poco olvidados por el tiempo transcurrido, hubo paz social, eso no quiere decir que no hubiesen conflictos sociales, pero la nueva etapa política despertó los elementos más primitivos del inconsciente colectivo de los venezolanos, y los arrastraron a niveles de mucho primitivismo desde el punto de vista psicológico; se perdieron esos márgenes psicológicos entre el yo y la sombra, fue como si la parte más oscura de los venezolanos entrara por la puerta trasera y se instalara en sus vidas.

 

 

-¿Detrás de ese nivel primario podían estar profesionales en el manejo emocional?

 

 

-La palabra clave es el resentimiento,  esa fue una de las emociones clave para comenzar este proceso de transmutación en los últimos años. Se despertó ese monstruo que en psicología jungiana se denomina la sombra, lo que tenemos oculto, lo que no nos gusta ver porque es feo, como la envidia, el resentimiento, la retaliación, el deseo de aplastar. Hay una gran cantidad de sentimientos negativos que fueron perfectamente usados en el proceso de despertar ese monstruo del inconsciente colectivo y desde allí se fue perdiendo la conexión humana entre los venezolanos. Ya sabemos cuántos millones de venezolanos se fueron porque no querían ser aniquilados, pero ese trance fue creado, porque como todos sabemos en todo el planeta la guerra existe,  se crea y se mantiene en la mente.

 

 

-Hitler contó con Paul Joseph Goebbels para su propaganda ¿lo hubo aquí?

 

 

-Estoy convencida de que sí. A partir de estudios sobre  el estado de destrucción del pueblo alemán,  cuando comencé a ver en mi consulta que aquí se replicaban una cantidad de cosas a nivel colectivo muy interesantes, vi que eso no era individual.  Lo vi en pacientes opositores y  no opositores.  La idea parece haber sido transfigurar a una sociedad desde la sombra.

 

 

-¿Qué fue lo que más despertó angustia en los pacientes?

 

 

– El altísimo nivel de incertidumbre de todo tipo, que es una condición de la vida,  Cuando hay orden,  la incertidumbre es manejable, pero cuando hay un altísimo nivel de incertidumbre con altísimo nivel de caos y de violencia, eso es una bomba incendiaria para la psique de cualquier ser humano. Además, las exigencias de lealtad del régimen eran tales que las personas perdieron el manejo de su vida y eso implicó pérdidas de pareja, de familia, de empleos.. Cuando llegaban a mi consulta era porque  todo estaba perdido.

 

 

-¿Dejó algo positivo?

 

 

-Si al principio se llamaba a la desintegración paralelamente ocurrió algo interesante. Se han creado redes colectivas, no importa lo que las mueve, pero eso no existía en Venezuela, y esto ha generado redes de integración. El venezolano puede ahora tener conciencia colectiva,  pero hay que ver qué pasó, como nos pasó, y esta es el alma del libro.

 

 

-¿Cree que el venezolano pueda superar esta experiencia oscura?

 

 

-Por supuesto, éramos  un pueblo ingenuo, caribeño, lleno de superficialidad, porque todo parecía fácil, pero la experiencia con el dolor, con la sombra es una de las cosas que moviliza más al ser humano a evolucionar. Tenemos que reconstruirnos, resistir, aprender la lección y transformarnos para nuevas realidades.  Se vislumbra en los próximos meses una cantidad de eventos sociales y políticos que naturalmente tendrán un impacto en la vida emocional del venezolano,  lo importante es saber que recuperarnos de la esperanza no puede ser de manera impulsiva, hay que ir hacia la sanación del pueblo venezolano.

 

Rebeca Jiménez

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