Algunas frutas y verduras pueden convertirse en nuestros mejores aliados a la hora de conseguir un buen tono de piel y protegernos de los rayos del sol
Los betacarotenos están presentes en frutas y verduras de color rojo, naranaja o amarillo. También influye en el color de piel el selenio (ajo) y el azufre de los frutos secos
Llega el verano y a todos nos gusta lucir un buen bronceado, tanto por lo que a nuestra imagen respecta, como por lo que reporta como indicativo de una buena salud corporal. ¡Qué buen color tienes!, solemos decir cuando a alguien le vemos sano y a ello vamos a dedicar esta página, contando cómo los alimentos nos pueden ayudar a conseguir ese color saludable. Por supuesto, hay que adelantar e insistir que se trata de ayudar a la acción de los rayos solares, tomados con las precauciones habituales.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, el que más expuesto está a los agentes externos y que por tanto necesita mucha protección. El mayor riesgo del sol para la piel proviene de la radiación ultravioleta, que provoca tumores cutáneos y acelera su envejecimiento.
Para evitar estos problemas lo mejor es utilizar protectores solares, de un factor en función de las características de nuestra piel y la intensidad de la radiación. Pero también por la alimentación es posible ayudar a la protección. Con la llegada del verano, debemos incrementar la hidratación debido a la exposición al sol y la subida de la temperatura. De esta forma la piel estará mejor preparada y se evitará la formación de radicales libres, que se originan por la exposición directa al sol.
Tomate poderoso
Tras esta primera e importante precaución, veamos cómo la alimentación nos puede ayudar a conseguir este tono saludable del verano. Para este fin hay que hablar de cinco componentes esenciales: los betacarotenos, las vitaminas C, E y B y ciertos minerales. De todos ellos los betacarotenos es el principal, porque por una lado activa la melanina, que es responsable del color de piel y nos protege de los rayos ultravioleta, y por otro es un potente precursor de la vitamina A.
¿Dónde encontramos los betacarotenos? Pues fundamentalmente en la frutas y verduras de color rojo, naranja o amarillo. El principal, el tomate que podemos tomar en muy variadas formas, aunque si lo que queremos es potenciar la acción de los licopenos, es preferible ingerirlos en formas de salsas, mejor caseras, o lo conocidos ketchup, pero cuidado con lo que advertimos no hace mucho por su posible alto contenido en fructosa obtenida de los almidones de maíz.
Gazpacho, el mejor cóctel para la piel
Ahora es el mejor momento para otros muchos vegetales recomendados, como las zanahorias, pimientos, la calabaza, los pimientos, los melocotones, albaricoques, piña, sandía, fresas o las cerezas. Y el mejor cóctel para incluir a la mayoría de vegetales e incluso frutas, es nuestro clásico gazpacho, que es el plato más adecuado para favorecer el bronceado. Otro factor que debemos tener en cuenta es que todo lo dicho para la adquisición de un color de piel, vale e incluso es más importante para mantener el bronceado.
Por lo que respecta a las vitaminas debemos tener en cuenta la ingestión de alimentos con alto contenido en vitamina C, que en este caso se encuentran en vegetales de color rojo y verde, como los cítricos, otra vez el tomate, el pimiento, las fresas o las cerezas, entre otros.
Mejor en crudo
Casi más importante es el caso de las vitaminas E y B, porque la primera nos protege de las agresiones de los rayos solares, el humo y la contaminación en general y la segunda favorece el metabolismo y que los nutrientes que necesitamos, en este caso para nuestro propósito del bronceado, se asimilen adecuadamente. La vitamina B la encontraremos en los frutos secos y los cereales, en el aguacate, en algunas carnes, en especial en hígado y vísceras, pescados y huevos. Hay que tener en cuenta que la vitamina B es hidrosoluble, por lo que se pierde en los hervidos de verdura.
Por último hay que hablar de los minerales que afectan al buen tono de la piel, como el selenio, el azufre, el zinc, el magnesio y el manganeso. El selenio está en los frutos secos, los ajos, las hojas de ortiga, los pepinos o los mejillones. En general el resto de minerales podemos llegar a ellos a través de los mariscos, yema de huevo, legumbres, espárragos, aguacates, cebollas y derivados de leche.
También es importante recordar la relación entre el sol y la asimilación de la vitamina D, una colaboración que garantiza la salud de los huesos. Un reciente estudio de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica alerta de los bajos niveles de vitamina D en las personas que viven en ciudades por la falta de sol .
Fuente: ABC