“Esa primera noche me ponen en un calabozo oscuro, como de dos metros, nadie habla conmigo”, relató el colombiano. Me empiezan a decirme que debo firmar mi extradición voluntaria a Estados Unidos. Yo me niego”, desglosó. “La segunda noche (en esa prisión) empieza la tragedia: golpes; yo llegué a tener casi todo el cuerpo morado, expresó
En su tercer programa por redes como un entrevistador, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro advirtió de “consecuencias legales y judiciales” que están pendientes para los funcionarios de Cabo Verde por mantener preso a Alex Saab, aun cuando el Tribunal de la Comunidad de Estados de África Occidental ordenó su liberación.
Esta advertencia del Presidente de la República alude específicamente a la detención de Saab, ocurrida el 12 de junio de 2020, precisamente por autoridades de Cabo Verde, procedimiento que el mencionado tribunal africano calificó en su momento de “ilegal y arbitrario”.
En Maduro Podcast, el programa que conduce la pareja presidencial por YouTube, transmitido este jueves, estuvo de invitado especial el empresario Alex Saab y su esposa Camila Fabri, ambos con vestimenta oscura, sentados uno al lado del otro. Frente a sí estaba el presidente Maduro y su esposa Cilia Flores con micrófonos al estilo de un estudio de radio.
Durante el espacio, Maduro formuló preguntas al invitado que trazaron dos grandes bloques: la vida profesional, familiar y empresarial de Alex Saab así como el proceso penal que lo mantuvo 40 meses preso en cárceles de Cabo Verde y Estados Unidos hasta su liberación el pasado miércoles 20. En esas prisiones le aplicaron al menos cinco clases de torturas que Saab narró con los ojos aguados, por momentos.
“Era un secuestro en toda la línea”, comentó Maduro en su rol de moderador del programa, frase con la cual el Presidente interrumpe la narración que viene haciendo Saab de cómo lo detuvieron dentro del avión que lo llevaba a Irán pero que debió cargar combustible en Cabo Verde, porque Argelia no le permitió esa parada.
En Irán, Saab cerraría un negocio de alimentos, medicinas y combustible destinados a su distribución en Venezuela, país objeto de sanciones por parte de Estados Unidos que le impedían al Gobierno comprar por vías normales todo lo necesario para la subsistencia del venezolano.
“Estoy hablando con mi hijo mayor dentro del avión cuando entran funcionarios corriendo, de manera agresiva; me dicen mi nombre, les digo ‘soy yo, enviado especial de la República Bolivariana de Venezuela en una misión diplomática”, narró Saab con voz calmada.
“¡No me interesa, te vas con nosotros detenido!”, le respondieron bruscamente los funcionarios quienes lo sacan a empujones del avión. “Yo me olí la cosa enseguida, me di la espalda y sin que se dieran cuenta le pasé los teléfonos a mi hijo y le dije ‘avisa’. Me empezaron a empujar fuera del avión, sin zapatos”. Yo le gritaba a mi hijo ‘vete, vete ya’”, contó el empresario.
“Me meten a un carro, me ponen una capucha y me llevan creo que primero a un salón del aeropuerto”, contó. “Me dicen que necesitan una tarjeta de crédito mía, abren la maleta, agarran una de mi esposa; yo no tenía tarjeta porque estaba sancionado”, prosiguió.
El Presidente se detiene en ese punto para repreguntarle si ya para ese tiempo se encontraba sancionado por Estados Unidos. “Si claro, a mí me sancionaron en el año 2019”, respondió. “Claro, porque desde el 2019 empezó una campaña de infamia, de mentira, para que Alex Saab se retirara de las actividades de apoyo a Venezuela en toda esta lucha por vencer el bloqueo”, completó el Jefe de Estado. “En julio de 2019 me sancionaron a mí, a mis hijos y a mis hermanos. La sanción mía dice que es ‘por trabajar en el sistema de alimentación de Venezuela’”, aclaró.
El Presidente trae nuevamente al entrevistado al cuento inicial de aquellas primeras horas en que fue detenido por autoridades de Cabo Verde. “Ahora, te tenían secuestrado, encapuchado, ¿qué pasa?”, interrogó Maduro.
“Toman una tarjeta de crédito y compran una visa”, dijo Saab. “¿Una visa para dónde?”, inquirió el conductor del Podcast. “Una visa de entrada al país; a Cabo Verde”, explicó. “Con la tarjeta de crédito de tu esposa”, repuso el Presidente. “Sí. Eso nos sirvió porque quedó el registro de la hora en que se hizo el pago, quedó claro que nunca hubo una orden de arresto de Interpol, ni de Cabo Verde; y esa fue una de las pruebas que aceptó la Corte del tribunal africano que falló dos veces a mi favor ordenando mi libertad inmediata”, comentó Saab.
La primera tortura.
A la media hora de transcurrido el programa, Saab relató la primera maniobra de tortura que le aplicaron, lo cual forma parte de lo que el presidente Maduro tacha como “el bombardeo de ablandamiento”.
“Esa primera noche me ponen en un calabozo oscuro, como de dos metros, nadie habla conmigo”, relató Saab frente a un Maduro que expresa su asombro pronunciando repetidamente la expresión larense “na’ guará”.
“A la noche siguiente (14 junio 2020), sin comida, sin agua, llegan como a medianoche, me empiezan a decirme que debo firmar mi extradición voluntaria a Estados Unidos. Yo me niego”, desglosó.
Saab dijo que en esas horas “se va perdiendo el control” y para recuperar el mando de la situación, los agentes metieron una silla a la pequeña celda de donde ataron con esposas a Saab de pie y manos.
“La acuestan en el piso (la silla), sacan una toalla, me la colocan en la cara y me empiezan a echar agua poquito a poco para que yo sintiera que me ahogaba…así me tuvieron dos horas, calculo yo”, narró el entonces detenido.
“Fue de las primeras torturas”, comentó Maduro, a lo cual Saab asintió con la cabeza.
Encarcelado en dos islas.
Cuarenta y ocho horas después de la detención, Saab fue presentado en dos ocasiones ante una jueza provista con tapa-bocas, frente a la cual el prisionero dejó constancia que estaba en una misión diplomática. “Ella nada más se bajó la máscara y me dijo ‘vas a la cárcel’”, recordó Saab. “Más nada; sin imputarte ni nada; vas a la cárcel y punto”, comentó Maduro para recomponer la historia.
La jueza caboverdiana ordenó que lo recluyeran en la isla de Sal, enclavada en el desierto de esa nación africana. Allí permaneció una noche porque al día siguiente lo encapuchan y lo llevaron a San Vicente, otra isla desértica. Durante el viaje casi se ahoga con la capucha. Lo encierran en una celda sin baño y de una oscurana tal que no se veía sus propias manos. “Allí digo yo que empezó el desgaste emocional”, acotó Saab, quien detalló que ese desgaste se agravó porque le dieron un tobo para que hiciera sus necesidades y lo usará además para beber agua. Era la segunda modalidad de tortura, según su narración. “El primer día no tomé agua, pero ya el segundo no hallé más opción”, contó Saab, quien se declaró en huelga de hambre durante siete días al rechazar el platico de sopa que le ofrecían sus carceleros. “Mi familia, Camila se movió impresionantemente y consiguieron que dejaran entrar una persona a llevarme un almuerzo”, narró.
Saab contó que todas las noches a las 11 p.m. lo sacaban de una celda y lo encerraban en otra, como tercer método de tortura. “La comida me la tiraban en el piso; tenía que tantear para poder encontrar el pedazo de comida porque no se veía”, apuntó.
El cuchillo y los 100 mil dólares.
En esa prisión nadie hablaba con Saab; pero curiosamente se le acercó un prisionero y le dijo en un inglés españolizado lo siguiente: “te van a matar, pagaron 100 mil dólares, hay un cuchillo adentro”. Después de esa advertencia, los agentes se le acercaron a Saab para decirle que podía hablar con un abogado local a quien le contó de la amenaza de muerte. El cuento sirvió para que lo trasladaran de nuevo (encapuchado) a la isla de Sal.
Cuarta tortura.
“La segunda noche (en esa prisión) empieza la tragedia: golpes; yo llegué a tener casi todo el cuerpo morado; me picaban los brazos pero no profundo, me los dejaban como en carne viva”, contó Saab quien dijo que le amarraron los brazos hacia atrás para derramarle alcohol en las heridas. “Me tumbaron estos tres dientes de aquí”, dice el entrevistado mostrando el lado derecho de la boca. “Todavía no he podido ir al dentista”, bromeó.
En ese momento de la conversación, el Presidente recordó que la humanidad estaba en plena pandemia de la Covid-19. “Ellos recrudecieron la sanciones y buscaron que el país implosionara en mil pedazos”, recordó. “Pero mientras tú estabas sometido a torturas, se estaban salvando miles de vidas con las medicinas que tu trajiste…y llegaron, llegaron”, comentó Maduro aludiendo al Remdesivir, el antiviral más potente contra el coronavirus hasta ahora.
El Presidente igualmente recordó que esa misión de Saab, interrumpida por su detención, logró le negociación con Irán de cinco barcos de combustible, de las cuales solo llegaron dos a Venezuela, porque tres fueron incautadas por Estados Unidos.
Después de 16 meses encarcelado en Cabo Verde, esa nación decidió entregarlo a Estados Unidos vía extradición, proceso que se materializó el 16 de octubre de 2021.
“¿Qué buscaban ellos con la tortura?, ¿qué te pedían?”, preguntó Maduro al ex prisionero.
“La primera acción era ayudarlos a detener la llegada de alimentos y medicinas a Venezuela”, contestó Saab. Y es allí cuando las autoridades estadunidenses comenzaron a ubicar mar adentro las potenciales embarcaciones sospechosas de llevar alimentos y medicinas a Venezuela, según el relato.
“Sancionaron cerca de 200 barcos que los vinculaban con mi trabajo”, reveló Saab, cuyos carceleros le exigían que les suministrara el nombre de las empresas proveedoras de insumos para Venezuela, las rutas, los nombres.
“Colapsar era la palabra favorita de ellos. Hay que hacer colapsar al Gobierno. Yo les decía que estábamos en pleno Covid y podía haber miles de muertos. Ellos decían que no importaba, que el fin era lograr un cambio de gobierno”, contó Saab, planteamiento que concordaba con aquellas declaraciones que ofreció en octubre de 2018 el ex embajador de Estados Unidos en Venezuela William Brownfield, quien dijo públicamente que había que “acelerar el colapso (de la economía venezolana), aunque produzca un periodo de sufrimiento”, porque eso era “lo mejor”.
La última sesión.
A finales de octubre de 2021 los agentes estadounidenses que estaban encima de Saab para convencerlo de suministrar información clave que contribuyera a cortar el suministro de alimentos, medicinas y combustible a Venezuela, entraron en una fase de desesperación, reseñó Últimas Noticias.
“Me decían ‘ya no hay tiempo, nosotros vamos a invadir”, relató el empresario, quien indicó que los funcionarios le pidieron dar una declaración contra el Gobierno de Maduro lo cual sería la señal para que el dirigente opositor Juan Guaidó pidiera a Estados Unidos la intervención militar de Venezuela, planes que el entonces presidente Donald Trump comentó durante una declaración conjunta con el ex diputado al decir que “todas las acciones están sobre la mesa”.
El momento en que a Saab le pidieron dar esa declaración, esa fue narrado por el empresario en Maduro Podcast así: “esa última sesión fue monstruosa, monstruosa, llegaron con cámaras de filmación y equipos de maquillaje; terminé vomitando en el piso y me dijeron ‘ya te vamos a matar. Eso fue como el 28 de octubre’”, detalló.
A las horas siguientes de esa ‘última sesión’, Saab se quedó esperando que lo fueran a matar, tal como prometieron. “Como el 16 de noviembre, un guardia me toca y me dice: Alex van a pasar unas personas de derechos humanos con el director. Grita”, detalló el empresario quien posterior a ese catálogo de torturas recibió promesas por parte de las autoridades estadounidenses de liberarlo, montarle una mansión en Miami, traerle a su familia e inclusive permitirle devolverse a Venezuela para proseguir sus inversiones.
.Alex Saab recordó que nació en Barrranquilla, Colombia, de madre palestina y padre libanés. “Se conocieron en Colombia; de allí nacimos tres varones y una hembra”, contó Saab en Maduro Podcast.
· “Estudié en el Colegio Humbolth de Barranquilla; luego me gradué en Administración de Empresas. Desde los 18 años trabajé en Textiles Saab, la fábrica de mi papá. Me dieron el manejo de toda la venta para más de 18 países. Ese mismo año fundé mi propia empresa de fábrica de uniformes y otra de publicidad”
· “La primera vez que vine a Venezuela tenía 19 años. Vine con mi papá. Veníamos a vender toallas. A los 22 años me fui involucrando como inversionista en obras de construcción en Colombia. Pero en el 2009 me establezco en Venezuela”.
VF