La crisis desencadenada por la covid-19 y el impacto de la guerra en Ucrania podrían hacer más compleja la situación en el sector agrícola de Latinoamérica, aumentando el hambre en la región, alertaron este martes autoridades en una reunión de Ministros de Agricultura de Iberoamérica en Santo Domingo.
Al intervenir en la XI Conferencia Iberoamericana de Ministros de Agricultura, el secretario general Iberoamericano, Andrés Allamand, dijo que la situación en Latinoamericana «ya es muy compleja» debido a que concentra el 29 % de las muertes por covid y, además, fue la región donde más aumentó la inseguridad alimentaría por la pandemia.
El diplomático chileno citó datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que indican que el hambre en la región alcanzó sus niveles más altos desde el año 2020.
Esto, agregó Allamad, a pesar de que Latinoamérica produce alimentos para abastecer «dos veces a su población» pero también es, según la FAO, la zona del mundo donde más alimentos se pierden en el proceso de producción y la comercialización final.
La situación «no puede dejarnos indiferentes pero sobre todo no puede dejarnos inertes. Ninguna autoridad, que trabaja en estos temas, debería poder dormir tranquila sabiendo que hay personas que pasan hambre en nuestra región», subrayó.
«La seguridad alimentaria debe ser una prioridad», dijo en la reunión, en la que también intervino el presidente dominicano, Luis Abinader, cuyo país ejerce actualmente la presidencia pro témpore de la Conferencia Iberoamericana.
Abinader se refirió al «difícil» momento que atraviesa el agro, debido a la secuelas de la pandemia, las disrupciones en el intercambio comercial de bienes alimenticios y la guerra entre Rusia y Ucrania «que ha disparado a niveles exorbitantes los precios de los fertilizantes y la energía, insumos imprescindibles para la producción agropecuaria».
Estos factores, dijo, «conforman un cuadro complejo que pone en riesgo la seguridad alimentaria de nuestros pueblos».
En ese sentido, propuso la creación de un mecanismo permanente de consulta que permita identificar la presencia de barreras técnicas que dificultan el comercio de bienes agropecuarios entre los países.
Asimismo, abogar ante los organismos financieros internacionales por la canalización de recursos al sector en condiciones diferenciadas de los demás sectores en términos de tasas y plazos, así como la creación de un fondo de estabilización de los precios de los fertilizantes de forma que los Estados puedan recurrir a dicho fondo para evitar transferirlo al agricultor.
Fuente: 2001