La apertura a la actividad minera con el Arco Minero del Orinoco solo ha traído desmejoras en los servicios básicos de El Callao. Así lo declaró el alcalde Coromoto Lugo al hablar de los padecimientos del pueblo en materia de agua, salud, vialidad y electricidad.
“Tenemos una superpoblación que ha colapsado el servicio del agua, de ocho bombas solo funcionan dos que no llegan a la parte alta del pueblo. El aseo urbano lo estoy cubriendo con la Alcaldía de El Callao, y sale 8 mil dólares mensuales el servicio de aseo urbano”, precisó Lugo.
En el área de salud dijo que a pesar de que cuentan con una directora que atiende los requerimientos de la población, el servicio no es óptimo por falta de ambulancia, de medicamentos y de especialistas en el hospital.
En cuanto a la vialidad, uno de los puntos en que se enfoca su gestión de gobierno, indicó que el destrozo de la vía es a consecuencia de 600 camiones que transitan material por el municipio y no pagan impuestos.
“Hemos ido poco a poco aplicando las leyes y ordenanzas, y se han puesto al día. Las empresas que sacan oro aquí en El Callao no deben pagar impuesto por la producción de oro porque no son productores, pero sí tienen que pagar impuestos por la actividad comercial, por los permisos del Cuerpo de Bomberos, por varios permisos que los da la Alcaldía. Estamos en esa discusión. Si de esas 27 empresas que hacen vida en el municipio pagaran todas, hablamos de casi 250 mil dólares, cada seis meses, que entrarían al municipio”, destacó.
“La subestación de Puente Blanco, que surte de electricidad a El Callao, Tumeremo, de cinco transformadores hay dos que están en malas condiciones. En El Perú, San Luis, Kukenán, la parte oeste de El Callao, ahí se va la luz cada dos, tres o cuatro horas. La información que manejo de Corpoelec es que ya el nivel de colapso llegó al tope y necesita de una inversión muy grande que no la puede hacer la Alcaldía, no la puede hacer ni la misma Gobernación, sino el Gobierno nacional”, advirtió el alcalde.
Los cortes eléctricos han llegado a extenderse por lapsos de ocho y hasta doce horas. Los comerciantes denuncian que quienes no tienen planta eléctrica simplemente pierden la mercancía que requiere de refrigeración.
El comercio en sí también se ve afectado, ya que con los apagones caen también las comunicaciones telefónicas y, por ende, el servicio de punto de venta. En la plaza Bolívar, parte del alumbrado proviene de postes cuyos bombillos se cargan con energía solar.
El Universal
