La sola idea de que Ucrania, que fuera una de las naciones satélites de la Unión Soviética, se arrime a una organización como la del Tratado del Atlántico Norte y lo que eso implica le da urticaria a Vladimir Putin. Por eso comenzó a mover tropas y a hacer lo que mejor sabe (de acuerdo con algunos expertos): amenazar. Por supuesto, de este otro lado del mundo la reacción es obvia.
Como lo señalara el periodista Guillermo Altares en la edición de El País de España del jueves, nadie sabe a ciencia cierta por qué comienzan las guerras, aunque el punto de partida de los conflictos a veces podría parecer simple, como el de la Primera Guerra Mundial, con el asesinato de archiduque de Austria y su esposa. Lo que sí está claro es que es la mente humana el motor de las confrontaciones y son los humanos los que las sufren.
En el caso que ocupa al mundo actualmente, pareciera que la Rusia de Putin no soporta la posibilidad de que la OTAN se meta en su vecindario más cercano. Cualquiera pudiera pensar que, y si se aplica lo que se dijo anteriormente, en su cabeza todavía tiene mucha importancia el hecho de no sentirse menos que Estados Unidos. Y este país, creyéndose siempre paladín de la justicia y defensor de los débiles, insiste en tomar partido contrario.
Los analistas como Altares recuerdan que el caso en contra de Saddam Hussein fue “construido” justo después del ataque a las Torres Gemelas y que todavía se está descubriendo la telaraña que supuestamente se tejió en la guerra con Irak.
Todo esto de Rusia-Ucrania-Estados Unidos no sería más que un tema de las páginas internacionales si no fuera porque en la geopolítica que maneja el Kremlin, Venezuela está bien posicionada y bajo el mando de un gobierno que considera un chiste eso de que tan siquiera mencionen al país como parte de unas amenazas bélicas.
En este asunto, lo deseable es que las iniciativas para un diálogo de naciones como Francia y Alemania tengan efectos positivos, porque hay que insistir en que, así como los seres humanos con poder se inventan los cuentos para enfrentarse entre ellos, así los que no tienen poder son los más afectados. Y ya los venezolanos tienen suficiente con la guerra que su propio gobierno les ha declarado para además tener que lidiar con misiles rusos y contraataques estadounidenses.
Ojalá no pierda de vista que una vez prendida la chispa de la guerra, los acontecimientos se vuelven incontrolables. Eso dice la historia.
Editorial de El Nacional