Una particularidad del chavismo, desde sus inicios, ha sido dividir a los venezolanos entre los que están con ellos y los opositores -“escuálidos”, “traidores”, “vendepatria”-, sin ningún tipo de tolerancia ni respeto al que piensa diferente. Una condición que han llevado en estas más de dos décadas a extremos como la conocida Lista Tascón, que se convirtió a comienzos del siglo XXI en una aberrante herramienta de exclusión social que hizo perder el trabajo a miles y que no contrataran a otros tantos. Pero la mala gestión ha hecho que esa fuerza que los acompañaba ya no sea la misma y se empeñan en no escuchar el reclamo de esas personas a las que les exigen lealtad pero no atienden sus necesidades.
En esta oportunidad los trabajadores vestidos con franelas rojas que alzan la voz por sus reivindicaciones laborales son los de Pdvsa. La destrucción de la empresa más importante del país también ha afectado a los que laboran en ella. Y ahora se han lanzado a exigir mejores sueldos y hasta seguro médico.
Todo lo que habían logrado a través de los años con las diversas contrataciones colectivas se los han ido arrebatando poco a poco los gobiernos chavistas. Las directivas de las diferentes filiales que han sido nombradas por Miraflores no han tenido escrúpulos en este sentido. Han aplicado las órdenes recibidas a cabalidad.
Hace unos días los trabajadores de Pdvsa Puerto La Cruz tomaron pacíficamente la sede de la petrolera en esa ciudad para protestar por la muerte de la hija de un compañero que ocurrió en un hospital público, de esos que no tienen ni servicio de agua. Esto los indignó porque hace tiempo que ni siquiera cuentan con el seguro médico. Pero, además, exigen aumento de salario para poder por lo menos cubrir la canasta alimentaria (más de 400 dólares mensuales).
Desde allí llamaron a todos los empleados petroleros a tomar las calles, pues consideran que la estatal ignora sus peticiones y les están violando sus derechos laborales. Y es que el descontento no es solo en Anzoátegui, sino también en Zulia y Falcón. En todas las regiones se han producido protestas de los trabajadores. En julio, por ejemplo, hubo una en la sede de PDV Marina en la que los manifestantes exigían la destitución del coronel Agustín Ramos Chirinos, el presidente de la filial, pues eliminó el beneficio del pago de mercado.
A principios de mes se conoció desde la refinería El Palito que fueron desincorporados alrededor de 800 empleados que serían sustituidos por iraníes. Aunque el sindicalista Luis Hernández reconoció que ninguno hacía un trabajo esencial y que solo estaban en nómina por “cuestiones políticas” -una práctica general del chavismo en toda la administración pública y que contribuyó a minar los recursos de Pdvsa-, les indigna que a los que van a llegar les van a pagar sueldos internacionales mientras ignoran sus reclamos por un aumento salarial, y por supuestamente “recuperar” unas maquinarias que son estadounidenses.
En Zulia decenas de jubilados de Pdvsa protestaron pacíficamente el 25 de agosto porque a esa fecha no les habían pagado el sueldo y porque además no les depositan lo que les corresponde del fondo de pensiones creado en 1993 y que al parecer la directiva de la petrolera maneja a su antojo. Un reclamo que hacen los jubilados de la empresa en todo el país.
Como se puede ver, son protestas que, aunque parecieran aisladas y esporádicas, esconden un verdadero disgusto y además se fundamentan en contrataciones que han estado vigentes desde hace mucho tiempo y que elegantemente el gobierno chavista obvia para su propio beneficio. No han aprendido que los trabajadores petroleros son la esencia de la industria y que en los años de la democracia siempre fueron respetados precisamente por eso.
El descontento existe, y seguramente se unirán todos en una sola voz, así como lo hicieron los profesores y empleados públicos por el pago de sus vacaciones y en contra del instructivo Onapre.
Por más que se haya vuelto común, no deja de sorprender que el maltrato al trabajador es lo que caracteriza el mandato del “presidente obrero”.
Editorial de El Nacional