Las fuerzas afganas luchaban el lunes para evitar que algunas de las principales ciudades caigan en manos de los talibanes, tras las ofensivas del fin de semana.
Los talibanes asaltaron al menos tres capitales de provincia durante la noche –Lashkar Gah, Kandahar y Herat– tras un fin de semana de intensos combates en los que miles de civiles huyeron del avance de los insurgentes.
Los combates se intensificaron en Lashkar Gah, la capital provincial de Helmand, donde los talibanes lanzaron ataques coordinados contra el centro de la ciudad y su prisión.
Los enfrentamientos se han intensificado desde principios de mayo, cuando los insurgentes aprovecharon la fase final de la retirada de las fuerzas extranjeras lideradas por Estados Unidos, que deben abandonar Afganistán el 31 de agosto después de casi 20 años de presencia.
En un discurso en el parlamento, el presidente Ashraf Ghani culpó del deterioro de la seguridad a Washington, asegurando que su decisión de sacar las tropas internacionales del país “fue tomada abruptamente”.
Estas quejas llegan el día que Estados Unidos anunció que recibirá a miles de refugiados afganos adicionales ante el aumento de la violencia en el país. El país ya empezó a evacuar a miles de intérpretes y de sus familias que trabajaron con ellos durante estas casi dos décadas.
Además, la embajada estadounidense y británica en Kabul acusaron conjuntamente este lunes a los talibanes de “masacrar civiles” en el distrito de Spin Boldak (sur), cerca de la frontera con Pakistán, tras conquistarla el 14 de julio.
La denuncia se basa en un informe reciente de una comisión pública e independiente de Afganistán (AIHRC), conforme los insurgentes habrían asesinado a modo de represalia a al menos 40 personas entre funcionarios o responsables gubernamentales pasados y presentes, “personas que no tenían ningún papel combatiente”.
“La vida está en punto muerto”
En el sur de Afganistán, el gobierno desplegó cientos de comandos en Lashkar Gah y emplea ataques aéreos para evitar que sea la primera capital provincial en caer en manos de los talibanes.
“Hay combates, cortes de electricidad, enfermos en el hospital, las redes de telecomunicaciones no funcionan. No hay medicamentos y las farmacias están cerradas”, dijo Hawa Malalai, una residente.
El jefe del consejo provincial de Helmand, Ataullah Afghan, acusó a los talibanes de “refugiarse en casas de civiles” y usarlos como escudos.