Diez policías brasileños fueron acusados de haber torturado hasta la muerte a un albañil en la gigantesca favela Rocinha en Río de Janeiro y luego deshacerse del cuerpo, informaron el jueves autoridades policiales.
Los 10 oficiales fueron arrestados esta semana después de dos meses de investigación de la desaparición y presunta muerte de Amarildo de Souza en la mayor favela de Brasil, con 70,000 habitantes.
El cuerpo de De Souza aún no fue hallado. El obrero había sido detenido el 14 de julio y desapareció luego de ser interrogado por la Policía Militar (PM), un caso que generó varias protestas callejeras que exigían al impopular gobernador de Río Sergio Cabral noticias sobre el paradero de la víctima.
Amarildo de Souza, de 42 años y padre de seis hijos, fue visto por última vez en la Unidad de Policía Pacificadora (UPP) de la Rocinha, instalada después de que en noviembre de 2011 las autoridades reconquistaran esta barriada de manos del narcotráfico.
Las cámaras de seguridad lo filmaron entrando en un coche de la UPP a esa dependencia, pero no hay registro de su salida. La investigación de la Policía Civil concluyó que la PM detuvo a De Souza y lo torturó para obtener información sobre traficantes en la zona.
“No existe prueba directa de tortura a Amarildo. Hay testimonios que indican la práctica de torturas era habitual en la UPP, con (descargas) eléctricas, bolsas de plástico, golpes. Suponemos que murió en el parque donde está la UPP, por tortura”, dijo el fiscal Homero Neves, citado en medios de prensa.
Uno de los sindicados en la investigación policial es el excomandante de esa UPP, el mayor Edson Santos.
De Souza fue señalado por la PM de estar involucrado con el narcotráfico. El informe de la Civil lo desmiente.
“La justicia están analizando la investigación de la policía civil acusando a 10 policías de la UPP de Rocinha. La Policía Militar sólo se pronunciará después de la decisión de la justicia”, dijo a la AFP un vocero de la PM.
La UPP es un cuerpo creado para atender a las barriadas reconquistadas de manos del narcotráfico en una carrera contrarreloj por mejorar la imagen de Río de cara al Mundial-2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
Sus efectivos están supuestamente entrenados para atender los problemas de la comunidad. Pero los reportes de corrupción y violencia en la policía son cada vez más frecuentes y ya han forzado cambios en la jefatura del cuerpo.
En el caso de De Souza, la investigación muestra indicios sobre compra de testigos y de apagar las cámaras de vigilancia de la policía cuando era interrogado.
No obstante, a pesar de la mala publicidad que le dio el caso Amarildo y la corrupción denunciada dentro de la policía, el programa de “pacificación” se mantiene.
Este fin de semana, está prevista la ocupación del complejo de favelas de Lins en el norte de Río, donde esta semana dos presuntos narcotraficantes murieron en un enfrentamiento con la policía.
Fuente: http://www.elnuevoherald.com/