“El aceite de argán es el aceite más caro del mundo, por lo que también es llamado el oro liquido de Marruecos. Tiene muchas cosas en común con el aceite de oliva, pero es más estable que éste y más rico en vitamina E. Es apreciado por la gran cantidad de antioxidantes y sus poderes curativos. En la cosmetología moderna se aplica en la piel por su efecto regenerativo. Científicos franceses de la universidad de Metz han podido comprobar que este aceite provoca un rejuvenecimiento de las células”, señala Aminna Salah, cosmetóloga y directora de Aminna Salah Spa.
Todo comenzó a principios de la década de 1990, cuando se descubrió que esta clase de aceite se empleaba en Marruecos con importantes beneficios nutricionales y que, además, era utilizado para retardar la aparición de arrugas y de los rasgos típicos del envejecimiento en el cuerpo.
Está compuesto hasta en un 80% de ácidos grasos esenciales (linoléico, alfalinolénico, oleico, araquidónico y gammalinolénico), antioxidantes y contiene grandes cantidades de vitamina E, casi tres veces más que el aceite de oliva.
En Marruecos, se recomienda el aceite de Argán contra el acné, las estrías y las quemaduras provocadas por el sol. Es ideal para el masaje o para un baño de aceites. Fortalece el cabello. Nutre y revitaliza el cuero cabelludo y aporta al cabello brillo y suavidad natural.
Además, el aceite de Argán se recomienda para el cuidado de las uñas quebradizas, ya que las nutre y protege contra las agresiones externas.
En los tratamientos cosméticos para la piel se utiliza con frecuencia, ya que la suaviza, la hidrata y le aporta brillo, además de estimular la oxigenación y hacerla más elástica. “También la protege de las agresiones externas, restaura la capa hidrolipídica cutánea y aumenta el contenido de las células”, aclara Salah.
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