Acceder a productos regulados puede resumirse en una extenuante jornada

Acceder a productos regulados puede resumirse en una extenuante jornada

Son las cinco de la mañana y Carlos Pulido aborda en el muelle de San Pedro de Coche la lancha que lo traerá a Margarita, no para pasear, sino lanzado «a la buena de Dios» a ver qué consigue de la serie de productos regulados, sobre todo si es harina de maíz, leche, arroz, detergente u otros indispensables.

 

La escasez se evidencia en su hogar, y no está dispuesto a pagar el doble o el triple del precio a los llamados «bachaqueros», quienes revenden a hurtadillas, a pesar de los controles.

 

Así lo relata aproximadamente a las 4:30 p.m. de ayer, tras haber logrado, tras extenuante jornada, adquirir cuatro kilos de harina, cuatro de arroz, un par de sobres de sopa y cubitos para adobar. Indica que pasó toda la mañana y parte de la tarde de ayer, hasta que «corrió con suerte» al acceder a esos productos. La cola era «kilométrica» desde este establecimiento comercial en Porlamar, hasta la adyacente avenida «Santiago Mariño».

 

Asevera que en la isla de Coche persiste la escasez, y si llegan los artículos, hay que comprarlos muy caros. «Por eso decidí venir a Margarita, a ver cómo resuelvo», agrega Pulido, padre de dos hijos. Pernoctó en Margarita, en casa de un familiar, dispuesto hoy a proseguir el recorrido, porque tal como si fuesen las estaciones de un tren interminable, hay que hacer paradas entre uno y otro comercio, para «medio llevar» el mercado.

 

Más descorazonada se encontraba cerca de allí Belkys Moreno, quien comenzó a hacer la cola a las 12:00 del mediodía, y al final no corrió con suerte. «Cuando me tocó entrar, a las cuatro de la tarde, ya no quedaba nada», relató esta residente de Vista Bella, en Porlamar.

 

-¿Qué opina del sistema de compras, con el número de su cédula?
-Pienso que en realidad el problema no es el sistema que implementan, sino que a Margarita no están entrando los suficientes productos para abastecernos a todos.

 

A la defensiva

 

En medio de la espera y en el interín de hacer las colas mañana y tarde frente a los supermercados, se tejen infinidad de historias. Por ejemplo, el sábado, en las afueras de un supermercado del municipio Maneiro, la gente prácticamente amaneció allí. A las 6:00 de la mañana, ya se encontraban en el sitio más de 500 personas, entre ellas un centenar de adultos mayores.

 

Una mujer, con más experiencia en esos «tours» de compras por los supermercados, se convirtió en la organizadora.

 

Ante los presentes advirtió que mejor era coordinarse entre ellos mismos, antes que llegaran los revendedores. La diligente señora cargaba consigo marcadores y empezó a anotar en la mano de cada quien el número sucesivo, de acuerdo a cómo iban llegando, y aparte daba la otra ordenación a los adultos mayores.

 

Al paso de las horas la experiencia le dio la razón, porque a las 8:00 de la mañana, media hora antes de abrir el local, apareció un grupo de hombres y mujeres, algunos en motos, y aseguraban que tenían una lista, «dizque» estaban allí desde las seis de la tarde del día anterior. Luego de armarse «sampablera» y actuar las autoridades, tuvieron que irse a otros destinos, como perfectos «bachaca-ñeros».

 

Buscan economía

 

Aparte de quienes buscan «pescar en río revuelto» y enturbiar con «agarres» y discusiones para colearse, la mayoría de quienes hacen las colas se arman de paciencia y tratan de hacer llevadero el momento, como cuando se está en consultas médicas y hay que esperar el turno.

 

La diferencia es que aquí no se habla de enfermedades, sino de la situación-país, con expresiones de «a lo que hemos llegado». También versan sobre dónde se vendió papel sanitario, jabón, leche o harina, y hasta comparten «tips» de economía doméstica para rendir la comida, no desperdiciar ni un grano de arroz, y hacer varias lavadas con la misma cantidad de jabón en polvo, o cómo rendir el lavaplatos líquido, ligándolo con agua.

 

Otros «fisgonean» a ver qué tipo de camión cava llegó al «súper», porque si viene con aire acondicionado, capaz que trae carne o pollo. Así, todos en ese universo están «mosca», sin ser formales «bachaqueros».

 

Yanet Escalona

Sol de Margarita

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